Imagen: Gojko Franulic

Un extraño polizón que tal vez enviamos a Marte

Enviar un objeto a otro planeta, implica una minuciosa labor de limpieza. No se desea que ningún ser vivo se vaya de viaje al espacio, para evitar contaminar un planeta con vida terrestre. Sin embargo, es muy posible que accidentalmente, ya lo hayamos hecho.

Por Juan Reyes | 2015-05-26 | 17:00
Tags | ciencia, exploración espacial, espacio, NASA, bacterias, Marte, curiosidades

Las naves espaciales son ensambladas en cuartos limpios, que están esterilizados, evitándose así sumar tripulantes no invitados al viaje. No obstante, un curioso ser vivo logró sobrevivir a todas las medidas de esterilización y resistir casi sin nutrientes. No se ilusionen, es invisible a simple vista, pues se trata de una bacteria. Una bacteria es un microorganismo unicelular (una célula procarionte) y aunque parezca increíble, tienes más bacterias que células humanas en tu cuerpo. Cuando tomas un antibiótico, matas muchos de estos seres vivos, y cuando la Nasa aplica sus técnicas de limpieza, sólo sobreviven las bacterias más resistentes.

La bacteria en cuestión ha sido encontrada en sólo en dos lugares en el mundo, que curiosamente son de lo más hostiles para cualquier forma de vida: Los cuartos limpios. Esto significó el descubrimiento de un nuevo género de bacteria, que es capaz de sobrevivir con una cantidad muy pequeña de nutrientes. Su primera aparición fue el año 2007 en un cuarto limpio de la Nasa, en Florida, EE.UU., cuando se preparaba el lanzamiento de la nave Phoenix, que llegó a Marte el año 2008. Su siguiente aparición fue el año 2009 en Sudamérica, específicamente en un cuarto limpio de la Agencia Espacial Europea, ubicado en Guayana Francesa. La bacteria fue bautizada como Tersicoccus Phoenicis y logró sobrevivir al filtrado del aire, al contacto con químicos de limpieza, al calor y a la escasez de nutrientes. Existe la mínima posibilidad de que este singular polizón haya viajado al espacio con destino a Marte. Aunque no está claro si este género de bacterias podría sobrevivir al viaje o a las condiciones del planeta Marte.

Los cuartos limpios permiten encontrar bacterias difíciles de detectar normalmente, esto debido a un asunto de cantidad. En estos lugares la mayoría de los microorganismos no sobreviven, quedando expuestos sólo aquellos extraños sobrevivientes, que en condiciones normales, probablemente pasarían desapercibidos entre la gran multitud.

Debido a lo difícil que es lograr un lugar totalmente despejado de vida, se mantiene una base de datos en donde se registran estos escurridizos pasajeros, con el objetivo de que si encontramos a uno de ellos en otro planeta, sepamos que existe la posibilidad de que nosotros mismos lo hayamos llevado a pasear.

La vida, al contrario de lo que alguna vez se pensó, se puede encontrar en lugares extremadamente hostiles. A los microorganismos que habitan en condiciones de extremo frío, calor, ácido, etc., se les conoce como extremófilos. Un ejemplo es el Helicobacter Pylori, la única bacteria que habita en el ácido ambiente que hay en el estómago. Debido a que se daba por sentado que ningún microorganismo podría sobrevivir en este inhóspito lugar, no se creía que una bacteria pudiese producir gastritis o úlceras gástricas. Esto hasta que uno de los descubridores de esta escurridiza bacteria, la cultivó e ingirió, con el fin de demostrar empíricamente la conexión de la bacteria con estas enfermedades…. acto seguido, le dió gastritis y los autores de este inusual estudio recibieron el Premio Nobel de Medicina.

Los extremófilos nos sorprenden una y otra vez, ofreciendo hoy una razón de peso para creer que la vida no solamente se da en la Tierra. Incluso se han conducido experimentos en la Estación Espacial Internacional y, al parecer, hay ciertos microorganismos que serían capaces de sobrevivir a un viaje espacial.

La gran resistencia que tienen algunas bacterias supone un nuevo reto para la búsqueda de vida fuera de la Tierra, pues actualmente se sabe que las medidas de esterilización aún no garantizan que los equipos enviados al espacio no lleven consigo algún tipo de bacteria resistente. Por ahora sólo queda preguntarnos si nuestro querido amigo T. Phoenicis se habrá ido de viaje.