Imagen: Gojko Franulic

¿Escribiste un libro? 9 consejos antes de firmar con una editorial

¿Primera vez que firmas un contrato editorial? ¿No sabes si lo que firmaste se ajusta realmente a la ley? Lee estos consejos para no equivocarte o para defender tus derechos en caso que hayan sido pasados a llevar.

Por Marco Canepa @mcanepa | 2015-08-17 | 17:13
Tags | libros, editoriales, contratos, consejos, leyes, derechos, derecho de autor, propiedad intelectual, escritores, textos

¡Felicitaciones! ¡Finalmente lo hiciste! Pusiste las teclas donde ponías la boca y escribiste ese texto sobre el que venías transmitiendo hace meses, sino años. Le tapaste la boca a todos esos que decían que no lo lograrías. Bien hecho.

Ahora viene el momento de publicarlo y, para tu fortuna, una editorial mostró interés en ser la que lo lleve al mercado; incluso te prepararon un lindo contrato “estandar”, así que ya solo queda firmar y partimos rumbo al estrellato, ¿cierto?

¡No tan rápido, muchachito(a)! Como en cualquier situación donde debas estampar tu firma en un documento, más vale que entiendas lo que estás aceptando, porque, digámoslo en buen español, te podrían estar cagando.

Habiendo publicado ya cuatro libros y siendo amigo de varios otros que han hecho lo mismo, algo he aprendido sobre esto del mundo editorial y aquí te comparto algunos consejos para tener en cuenta antes de amarrarte por años a un contrato.

1. ¿Cuánto me deben pagar por libros impresos?

Partamos por lo básico de lo básico: los derechos de autor. En Chile, la ley de propiedad intelectual (que puedes leer aquí) es prístinamente clara. Al autor de una obra impresa que sea publicada por una editorial, le corresponde como mínimo un 10% del valor de venta a público de la misma, antes de impuestos. Esto, obviamente, aplica para las obras que se hayan efectivamente vendido, no al total que se haya impreso.

¡No aceptes que te ofrezcan menos que eso! Y ojo que es el valor de venta a público, no a la librería o distribuidor, que es significativamente menor. Así que si un libro cuesta $10 mil antes de impuestos, a ti te tocan $1.000. Como el valor de venta a público es muy variable y lo determina libremente cada librería, en general se considera para el cálculo del derecho de autor, el “precio de lista” que es el precio de venta sugerido por la editorial.

Aquí no hay excusa que valga: ni que “la ley está obsoleta”, ni que “lo estandar es otra cosa”, ni que “eso es para autores grandes”, ni que “es muy complicado, porque cada librería cobra lo quiere”. No. Si te dicen eso, te están viendo la cara, y no te conviene firmar tratos con gente que te intenta engañar de entrada. Búscate otra editorial.

2. ¿Y por libros digitales es lo mismo?

No. Si estamos hablando de obras digitales (libro digital), puedes ponerte más exigente. Si bien la ley no fija un valor distinto para este formato, hay que entender que en el caso de obras digitales, la editorial se está ahorrando costos de impresión, bodegaje y despacho, por lo que hay mayor margen de ganancia (la diferencia entre costos y precio de venta) para ella, y por lo tanto, es justo que los comparta contigo. Lo correcto, entonces, es que para este tipo de ediciones te ofrezcan un pago mayor por concepto de derecho de autor. Al menos hasta donde he podido averiguar, este valor es de 20 a 25%.

Por otro lado, las barreras de entrada para este tipo de edición son tan bajas, que deberías preguntarte seriamente si siquiera necesitas una editorial para esto, pues bien podrías hacerlo tú mismo y embolsarte un porcentaje mayor del valor del libro.

3. ¿Con qué frecuencia me deberían pagar?

Por ley, mínimo una vez al año deben hacerte una “liquidación de derechos de autor”, que implica no solo el pago de los libros vendidos, sino también un informe con el detalle de: los libros que se imprimieron; la cantidad vendida; el saldo disponible en bodegas, librerías, depósito o consignación; la merma (aquellos que se dañaron y no se pueden vender); además de cualquier venta especial. Y, obviamente, cuánto le corresponde al autor por dichas ventas. Todo esto debe estar estipulado en el contrato.

4. ¿Cómo sé que me están diciendo la verdad en los informes que me entregan?

Lamentablemente, no puedes saber (al menos, no sin hacerles una auditoría o que voluntariamente te den acceso a sus registros). Las librerías por política no le dan al autor los datos de venta de sus libros y cada una se administra de forma independiente, incluso cuando forman parte de la misma cadena; no hay forma de controlar las ventas que la editorial ha hecho por su propia cuenta en ferias y su propia tienda; tampoco, en muchos casos, es siquiera posible verificar el tiraje efectivamente impreso.

Me temo que no pocos autores que conozco han pillado a sus editoriales mintiéndoles o, por lo menos, entregando datos... digamos, curiosos. Por eso, lo mejor es averiguar la reputación de la editorial en la que te vas a meter antes de firmar; cultivar una buena relación con ellos para que sean abiertos y transparentes contigo; y ser muy riguroso con la exigencia de tus liquidaciones en las fechas correspondientes y con informes completos, que puedas guardar y comparar con la información que manejas tú mismo.

Para que te hagas una idea, en todo caso, en Chile un libro que se vende "bien" (sin ser best seller), vende unas 1.000 a 1.500 unidades al año. Sí, poquísimo.

5. ¿Me pueden pagar con libros?

Entendamos algo: se supone que la editorial te tiene que pagar con dinero. Dinero real, que puedes gastar. Si te pagan con tus propios libros, te están pagando con una oportunidad de ganar plata, si es que logras venderlos, no con plata real. Y si te están ofreciendo algo así, lo más probable es que sea porque el libro no vende, así que te están pasando, literalmente, el “cacho” de deshacerse del stock (que se supone que es su trabajo) y de paso ahorrándose pagarte por los que sí vendieron. Así que no, no pueden. Al menos, no pueden obligarte a aceptar algo así.

Ahora bien, esto no quiere decir que no pueda convenirte aceptar el trato de todos modos. Si tú cuentas con una buena capacidad de venta (digamos, tienes una tiendita online personal con buenas ventas, o sueles tener stands en ferias del libro y cosas similares) y crees que efectivamente podrás vender esos libros con los que te pagarán, puede ser que ganes más tomando esos libros y vendiéndolos por tu cuenta. Lo importante aquí es que esos libros los valoren a precio de autor (normalmente 50% del precio de venta a público) y no al precio final de venta. Así podrás vender tu libro más barato que en librerías y aún así ganar más que si lo vendieran ellos.

La pregunta que debes hacerte, eso sí, es si esa ganancia extra justifica el esfuerzo y tiempo que te tomará vender los libros por tu cuenta. Y definitivamente, un arreglo así es algo que tendría que negociarse en el momento y no una condición que esté establecida en el contrato de antemano.

6. ¿Me pueden exigir financiar yo la impresión?

Esto lo encuentro francamente insólito, pero ocurre. Se supone que uno recurre a una editorial, precisamente, para que ellos corran con los gastos de impresión, difusión y distribución, y por lo tanto, que ellos corran el riesgo de que el libro no se venda. Ese es el trato, tú recibes una participación menor de las ganancias (10%) pero no arriesgas nada.

¿Por qué, entonces, una editorial le pediría al autor financiar él mismo la impresión de su libro? Sencillamente, porque la editorial no tiene ninguna fe de que el libro se venda y, probablemente, tampoco se esforzará mucho para moverlo.

Mi primera recomendación, ante un caso así, es buscar otra editorial que sí se haga cargo de la impresión y de verdad crea que tendrás éxito. Ahora bien, si eso no es posible y vas a financiar tú el libro, entonces te recomiendo que evalúes si necesitas una editorial en absoluto: ¿ya que harás el gasto de todos modos, no te convendrá más imprimirlo tú mismo (pagándole unas lucas a un diseñador para que lo arme) y venderlo por tu cuenta? Seguramente venderás menos que la editorial (salvo que seas un gran vendedor), pero ganarás mucho más por libro y eso puede compensarlo. Además, con las imprentas digitales actuales, puedes imprimir pocas unidades (unos cien, por ejemplo) arriesgando poco en el experimento.

Ahora bien, si optas por la alternativa de hacerlo a través de la editorial y financiándolo tú mismo, entonces al menos asegúrate que tu pago por derecho de autor sea 10% más el porcentaje del libro que financiaste, o de lo contrario, terminarás perdiendo plata por cada libro vendido, en lugar de ganarla.

Me explico: si el libro se venderá a $10.000 y el costo de imprimirlo es de $2.000 por unidad, tu pago por libro vendido debería ser, al menos, de $3.000 por libro vendido (los $2.000 del costo de impresión más los $1.000 que te corresponden por 10% de derecho de autor). Y yo incluso negociaría que sea un poco más alto, como una prima de riesgo, porque el peligro de que no se venda lo estás corriendo tú, no ellos.

7. ¿Qué hay de la exclusividad que me exigen?

Dos reglas: que sea sólo por esa obra en particular ¡y nada más! y que sea sólo en tu país e idioma (a menos que efectivamente se comprometan a hacer distribución internacional desde el minuto uno).

Sobre el primer punto, es posible que te pidan exclusividad sobre tu personaje, la franquicia, obras derivadas, productos de merchandising o incluso producciones audiovisuales. La respuesta a esto debe ser un tajante NO. De partida, aceptar que tengan exclusividad sobre tu personaje o franquicia implicaría que no puedas sacar ningún otro libro sobre ellas, con ninguna otra editorial, por el tiempo que dure el contrato, incluso si tu editorial no está interesada en sacar más libros tuyos. Esto te deja en una pésima posición negociadora.

Respecto a otras cosas, como merchandising, las editoriales no se dedican a estas cosas y no tienen montado un buen sistema de producción ni distribución para ellas, por lo que probablemente no harán nada de eso, pero igual te dejarán amarrado y sin poder hacerlo con nadie más. Por último, si es que efectivamente hacen merchandising y te interesa que lo vendan, es mejor que negocies ese tema en un contrato anexo, especificando muy bien las condiciones para ese negocio paralelo. Lo mismo para cualquier otro tipo de negocio anexo al libro.

En cuanto a la exclusividad internacional, puede sonar muy bien que la quieran, porque te hace creer que ellos intentarán poner tu libro en todo el mundo, pero la triste realidad es que, incluso en el caso de las grandes editoriales internacionales, nunca editarán tu libro en otros países, a menos que te hayas transformado en un súper ventas en tu propio país. Así que más te vale negociar que la exclusividad se limite sólo al idioma y territorio donde efectivamente distribuirán tu libro, de modo que quedes libre de negociar su edición en otros países e idiomas por tu propia cuenta. Y si se da el improbable caso de que efectivamente saltes al estrellato, habiendo tomado esta precaución, estarás en mejores condiciones para negociar la venta de tu libro en otros mercados con tu editorial o alguna otra.

8. ¿Y el plazo del contrato?

Uno podría pensar que lo ideal es que sea lo más extenso posible, para “asegurarse” una editorial por harto tiempo ¿cierto?... falso. Si tus libros son un fracaso, la editorial simplemente los dejará en las librerías hasta que se los manden de vuelta y de ahí no hará nada más (salvo intentar liquidarlos a precio de huevo o destruirlos), mientras que tú quedarás amarrado con la editorial por el plazo que dure el contrato (salvo que negocies una salida anticipada). Por otro lado, si estás disconforme con tu editorial o crees que puedes obtener mejores condiciones en otro lado, no podrás cambiarte por varios años.

En conclusión, lo mejor es negociar un contrato lo más a corto plazo posible. Eso les mete urgencia por vender el tiraje que hayan impreso antes que termine el plazo, y también los mantiene alertas de tratarte bien, porque saben que en poco tiempo podrías mandarte a cambiar si no estás conforme. Si logras un contrato que se renueve anualmente, es el mejor de los mundos, pero es difícil que lo acepten (salvo que tu libro anterior haya sido un éxito). 2 a 3 años puede ser un plazo razonable para ambas partes. Más que eso, yo lo rechazaría.

9. Pon atención a las condiciones de cierre

Por último, es importante que te fijes en qué ocurrirá con los libros que no se hayan vendido cuando el contrato expire o se cumplan los plazos que haya señalado la editorial para vender el tiraje acordado. Lo que queremos evitar aquí, es que la editorial regale esos libros o los venda a precio de huevo, inundando el mercado con tus libros, con lo que le bajaría el valor a tu producto, afectando futuros tirajes que hagas con otras editoriales.

Por ello, pide una cláusula que te dé la opción (¡pero no la obligación!) de comprar tú esos libros sobrantes, al costo, para que hagas con ellos lo que estimes conveniente. 

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Negociar puede ser agotador y a veces en el entusiasmo y desconocimiento de un principiante al que le abren las puertas por primera vez, no queremos "abusar" y aceptamos lo que nos imponen. Pero debemos recordar que lo justo es justo y que, al firmar con una editorial, estamos firmando un acuerdo de negocios, donde nadie le está haciendo un favor a nadie. Ajustarse a la ley (¡y por favor, LEE LA LEY!) y dar protección razonable a tus derechos no es una exigencia descabellada ni abusiva, es el mínimo que uno debería establecer para toda negociación, así que no tengas miedo de exigirlo. Y si te dicen que no, créeme que lo mejor que puedes hacer es irte de ahí y buscar otra editorial. Si tu trabajo es bueno, habrán otras.

¿Estás de acuerdo con estas recomendaciones? ¿Qué recomiendas tú?