Este lunes 17 se lanzó la campaña nacional de CreceChile para poner sobre el tapete la realidad de más de cinco millones de adultos que no han terminado su escolaridad en Chile. Para ser precisos 5.295.521 chilenos mayores de 18 años. Más que toda la población de países como Irlanda, Uruguay o Nueva Zelanda. Prácticamente un tercio de todo Chile y casi la mitad de los adultos que forman parte de nuestra sociedad. Un tema que debería ser parte de la agenda pública y que nunca lo ha sido. ¿Las razones? Algunos creen que los adultos no generan suficiente rentabilidad social, otros sienten que la educación hoy es monopolio de los jóvenes, pero probablemente se deba más que todo al simple desconocimiento de esta urgente realidad. 

Para que esto fuera un tema y pudiese ser comentado por una buena parte de la población, un equipo de más de 25 personas trabajó (con recursos limitados, pero mucha convicción) por más de 60 días, generando las redes y el posicionamiento necesario para que esta cifra de 5,2 millones se pudiese abrir camino entre toda la contingencia noticiosa. Los detalles fueron orquestados con precisión. La fecha del lanzamiento, el momento social previo a las elecciones, las autoridades que se debían involucrar, la maximización y casi multiplicación milagrosa de los recursos y la convocatoria a decenas de líderes de opinión para que esto se pudiese convertir en un verdadero tema país. Y así sucedió: en los últimos días los principales medios han cubierto esta realidad, los hashtags #5millonesdechilenos y #Masvaletardequenunca fueron trending topic y hoy Chile se siente un poco más justo y comprensivo al entender esta realidad. Pero, ¿por qué cuesta tanto lograr que estos temas puedan hacerse parte de un pedazo de la agenda pública? ¿Son poco importantes? ¿No venden lo suficiente?

Soy un convencido que se debe generar un cambio cultural para poner los temas de relevancia social en el principio de la pauta y no en el último eslabón del ejercicio periodístico. Porque temas así son necesarios y… ¡también venden! Los consumidores de información lo perciben de esa manera y pueden ser ellos quienes se conviertan en los principales factores de cambio para mover el timón de la agenda social. A medida que avanzamos hacia el desarrollo tenemos también otras necesidades de información que exigen un cambio y que deben ser atendidas. Son deseos de información relevante, positiva, influenciadora y confiable, que hoy miles de chilenos prefieren frente a un menú de secretos decadentes o de repeticiones vacías. 

El control remoto no lo tienen los medios, sino las personas y son ellos los que deben cambiar de canal hasta que puedan encontrar la información que se les debe. No se puede pelear por un pedazo mezquino de la agenda pública cuando los temas que nos importan y convocan son también titulares esenciales. Al menos eso fue lo que sintieron más de cinco millones de chilenos esta semana, al ser verdaderos protagonistas del país que se habló en los medios y no de otro paralelo y ajeno.