En medio del mundo ajetreado en que vivimos, muchos de nuestros problemas como padres y también los de nuestros hijos son por no saber manejar el estrés y las preocupaciones de manera efectiva y saludable. Las corrientes orientales están penetrando en nuestra cultura, intentando dar soluciones al ritmo de vida que llevamos. Algunas corrientes psicológicas, han visto en la meditación y la conexión con uno mismo, una fuente sanadora para la reducción de la ansiedad, la depresión y el estrés tanto para adultos como para niños. Un ejemplo de esto es la práctica de mindfulness.
La palabra inglesa “mindfulness” no tiene un significado exacto en español, pero se traduce como “atención o conciencia plena”. Ésta es una práctica milenaria proveniente del mundo oriental y ampliamente extendida en el mundo Budista.
Mindfulness consiste en estar realmente presente en un momento determinado, conciente de pensamientos, emociones, sensaciones corporales y del ambiente circundante, con cuerpo y mente sincronizados, y con actitud de aceptación. Con esta práctica se toma conciencia de lo que nos sucede, aquí y ahora en tiempo presente, aceptándolo, sin interferir nuestra percepción con juicios o pensamientos.De esta manera se logra una conexión real con sí mismo, sin que el pasado o el futuro se interpongan.
Frecuentemente, la mente no es consciente de las múltiples posibilidades que ofrece el momento presente, ya que tendemos al automatismo, es decir, a reaccionar automáticamente. Sin embargo, la mente también tiene la capacidad innata de despertar a la conciencia plena y el cultivo de la mente que conduce a este despertar es la meditación.
Desde los '70, la psicología ha incorporado esta práctica y ha desarrollado varias aplicaciones terapéuticas basadas en ella para ayudar a personas que sufren diversas enfermedades psicológicas. Uno de los precursores en este campo es Jon Kabat-Zinn, y distintas investigaciones relacionadas han revelado que su tratamiento es eficaz.
Así mismo, se ha demostrado que el ejercicio de mindfulness tiene efectos positivos en niños y adolescentes, ayudándoles a concentrarse, tranquilizarse y manejar sus emociones.
Esta técnica consiste en estar alerta, enseñándole a los niños qué significa poner atención, es decir, estar en contacto con su presente. De esta manera, el menor evita los pensamientos de preocupación o negatividad sobre el futuro y el pasado.
El mindfulness puede ser practicado por niños a partir de 3 años y se ha demostrado que no solamente ayuda al manejo del estrés, la ansiedad y la depresión, sino que también en problemas conductuales, agresión, traumas, adicciones, trastornos de déficit atencional, hiperactividad e impulsividad, desarrollando en los niños la capacidad de pensar antes de actuar y ver las posibles consecuencias de sus actos a largo plazo.
Así mismo, el entrenamiento de mindfulness contribuye al bienestar y desarrollo de la inteligencia emocional de cualquier niño. Algunos de los beneficios de su práctica son:
Los niños pueden aprender a usar diferentes técnicas mindfulness para aplicar en distintos aspectos de sus vidas, desde cómo relacionarse con otros, a estar en la sala de clases, mientras practican alguna actividad física o artística, mientras juegan o interactúan con la tecnología.
Estas técnicas las pueden aprender participando en sesiones dictadas por especialistas, pero también los mismos padres pueden aprenderlas para enseñárselas a sus hijos.
En noviembre, el reconocido psicólogo norteamericano, Christopher Willard, autor del best seller Child’s Mind y profesor de la Universidad de Leslie y Harvard, visitará Chile y dictará, además de un curso de formación en esta disciplina para educadores y terapeutas, un taller para padres.
Willard ha estudiado por años los efectos de la meditación en la psicología de los seres humanos, poniendo especial énfasis en el efecto en los niños. El objetivo del taller es que los padres puedan aprender técnicas de mindfulness sencillas y lúdicas, para que luego, ellos mismos las enseñen a sus hijos a practicarlas de manera independiente en su vida diaria. Con estas técnicas los niños aprenden desde la tolerancia a la frustración hasta a mejorar su capacidad de concentración.
El psicólogo describe el mindfulness como “Poner atención al momento presente con amabilidad y curiosidad de manera que podamos elegir qué queremos hacer después de manera consciente” y afirma que a los niños se les pueden enseñar estos elementos: poner atención, contactarse con el presente, la curiosidad y la aceptación.