Imagen: Felipe Muhr

Usted no lo haga: 3 formas de ganarte el odio de tu familia política

La familia política tiene más de política que de familia, cuando se trata de la rigurosa diplomacia que hay que mantener para relacionarse con ella. Cuidado con estos tres frecuentes errores y metidas de pata, que pueden condenarte al destierro familiar.

Por Magdalena Cárcamo @manecarcamo | 2015-11-03 | 12:04
Tags | familia, columna, personal,
"La familia del otro/a es como un electorado permanente (...) no por nada se llama familia política".

Soy la única nuera de mi suegra, tengo 5 cuñadas a las que adoro y con las que nunca he tenido un problema. Aclarado esto, cuando empecé a pensar acerca del contenido de mi columna de esta semana, noté que la familia política de la pareja es un TEMÓN que se toma sobremesas y conflictos tan domésticos como relevantes. Instalé la bomba en un grupo de wasap de amigas y los testimonios prendieron con agua. Entonces ¿cuáles son los peores errores que se pueden cometer con la familia política? ¿Cómo lograr que tu suegra tenga una foto tuya plagada de alfileres? Aquí algunas ideas:

Las superwomans no son gusto de las suegras

Si nunca necesitas ayuda, tienes todo coordinado en tu casa, eres exitosa en el trabajo, cocinas bien, tus niños tienen horarios establecidos y nadie te quita la capa de heroína y la sonrisa de la boca, estás en un gran problema. Podrás ser muy admirada por tu entorno, tema de envidia entre las apoderadas del colegio, pero flanco seguro para tu suegra. Ellas necesitan sentirse salvadoras, que su opinión vale y que finalmente todo se resolvió porque le pediste ayuda. Cuando le dices “no se preocupe, no necesito que vaya a buscar a los niños”, “no me traiga nada, ayer hice un risotto y tres postres” o “gracias por el cubrecama que me regaló, pero ya tengo todos los plumones comprados”, lejos de amarte por no darle problemas, las ganas de cortarte en pedacitos con un tip top (o cuchillo cartonero, como le digo yo) serán irrefrenables. Déjate regalonear y pide ayuda a veces, mal no te hace un descanso.

Por muy amigas que sean tus cuñadas, nunca te olvides que ANTES son las hermanas de ese hombre perfecto concebido sin pecado original que es TU MARIDO

Hay cuñadas que son muy íntimas, que incluso pueden haberse presentado al compañero de plan de isapre, que salen a happy hours juntas, comparten ropa, se cuidan a los hijos mutuamente y hasta se dan el dato de la nutricionista que las hizo bajar 15 kilos (ese gesto sí que es amor real).

¡Pero no te confundas, hija de Dios! Antes y por siempre será la hermana de tu marido, entonces, cuando empieces a pelarlo por trabajólico, desordenado, mal genio, insensible, ñurdo o menos romántico que canción de Iron Maiden, a tu cuñada le comenzará súbitamente una dermatitis atópica que la pondrá inquieta e incómoda. Y ya no será tan generosa con los ravotriles, ni te dejará sacarle el perfume bueno cuando te metas a su pieza y ni pienses en enchufarle a los cabros esa noche que tienes un matrimonio bueno. Mejor llama a tus amigas del colegio y date el gusto de hablar sin filtro en donde verdaderamente corresponde. Hazme caso.

Erradica la palabra “lata” de tu vocabulario

Es domingo, hay pizza y helado de menta chips en tu refrigerador, te acostaste a las 5 de la mañana y está partiendo la nueva temporada de tu serie favorita. Todo parece perfecto hasta que suena el celular de tu marido y escuchas la voz de tu suegro: “Vénganse a almorzar, viene la Juanita con los niños, los Rodríguez que vienen llegando de Olmué y además va estar la abuela”. En ese exacto minuto te transformas en vidente y puedes ver tu futuro en 1 minuto. Ocho cabros chicos saltando a tu alrededor mientras elaboras temas para hablarle a los Rodríguez, que son más lateros que el canal de la hípica y además terminas gritando porque la abuela está más sorda que una tapia. Vuelves a la realidad maravillosa de tu cama y miras a tu marido con cara de niña que ve por primera vez “El exorcista”, como diciendo “Porfa apiádate de mí”. Hasta que él, con cero inteligencia política lanza sin un mínimo de anestesia local “Gracias papá, pero pasamos… a la Pepita le da LATA”. Odio familiar garantizado y pago de 1000 domingos con asistencia completa para tratar de aminorar en algo el desaire.

Consejo clave: para la familia política, el que tiene los lazos de sangre siempre debe ser el responsable de la ausencia, ya sea por lata, migraña, agotamiento o lumbago. Se podrán picar un rato, pero al que comparte RH con un uno siempre se le perdona. Es una ley.

Con todo lo anteriormente expuesto, no quiero decir que hay que ser hipócrita o falso. Pero sí creo que nunca hay que olvidar que la familia del otro/a es como un electorado permanente. Tal vez votaron por ti felices en primera vuelta, pero si te condoreaste en la mitad de la campaña pueden cambiar su voto e incluso anularlo. Entonces, no por nada se le llama familia “política”. Porque para mantenerla feliz hay que cuidar los slogans, hacer puerta a puerta cada cierto tiempo e incluso muchas veces coludirse con el marido para salir ganando. Todo muy político… como verán.

¿Cómo manejas a tu familia política?