Imagen: Felipe Muhr

Por un Chile más amable: 4 gestos menores para promover la buena onda

¿Para qué esperar que el mundo sea más buena onda si podemos hacer el cambio desde nosotros? Mane Cárcamo nos recomienda sus cuatro ejercicios preferidos para fortalecer este importante músculo.

Por Magdalena Cárcamo @manecarcamo | 2015-11-09 | 11:33
Tags | buena onda, generosidad, cambio, columna, costumbre

Hace uno días vi en Facebook una campaña que promueve lograr que Chile sea un país más amable. Está liderado por un movimiento ciudadano que quiere incentivar a que cada persona aporte con una idea para que nuestro país sea un mejor lugar en donde vivir. Y creo que la iniciativa es excelente porque basta con darse una vuelta en las redes sociales, las calles, las juntas de vecinos y los programas de TV, para darnos cuenta que la amabilidad es una virtud que está escaseando más que los dólares en Argentina.

Queremos un país mejor, más justo, más empático, solidario y unido. Pero siempre lo queremos exigiendo que “los otros” (el Estado, los políticos, los empresarios, la Iglesia, los periodistas o quien se les ocurra) cambien su forma de actuar. Soy una convencida que el cambio está en nosotros, en pequeños gestos, que aunque parezcan superfluos, pueden hacer una revolución en la manera que tratamos y nos conectamos con los demás.

A continuación, un pequeño listado de cosas muy menores que pueden hacer más feliz el día de los que se topan con nosotros.

Call Center del Amor

Es sábado a las 9 de la mañana. La guagua tuvo reflujo toda la noche y además tembló, o sea te desvelaste 50 minutos. Suena el teléfono, contestas y una voz colombiana te saluda: la tendencia natural es ladrar como doberman de penitenciaría y cortar el teléfono a lo mujer despechada. Pero ¿qué pasa si cuando la telefonista te pregunta cómo estás, le respondes con un cariñoso “bien y tú?”. De seguro descolocas con ese gesto de amabilidad a esa mujer acostumbrada a recibir más pesadeces que arbitro de clásico y sobre la que nadie piensa que, finalmente, solo está haciendo su trabajo. Inténtalo… te sentirás mejor aún cuando no le compres la nueva oferta de telefonía celular. Y además tus hijos verán un ejemplo concreto de cómo cambiar el modo de relacionarnos con los demás. Aunque sean las 9 de la mañana y hayas pasado una noche del terror.

El arte de parar el carro

Ser amable también significa "parar el carro" con talento. Porque quedarse callado frente a un acto de injusticia finalmente nos transforma en cómplices de malas prácticas. Los que se coluden con otros o estafan al socio no partieron por con esos grandes delitos; la deshonestidad se inicia con cosas muy menores. Saltarse la fila, no devolver el vuelto de más, colgarse del cable del vecino o cambiar la etiqueta de ese pantalón que tanto te gustó. Entonces, si vemos a alguien que está cometiendo esas pequeñas grandes faltas, es nuestro deber pararle el carro, pero con maestría. “Señora parece que se equivocó, usted tiene más de 50 años y no creo que esté embarazada. Tal vez deba buscar otro estacionamiento”. Es una parada de carro suave, sin garabatos, pero power igual. Y le permite a esa persona salvar el honor dándole la opción de hacer pasar el asunto por un error; así admitir la falta es más fácil que intentar negarla o ponerse a la defensiva. Les aseguro que la vergüenza será tanta, que dudo que lo vuelva a hacer.

Guardemos la metralleta en Facebook

“Quemaría a todos los político y curas del país”, “Pobres lusers lo del gremialismo, vayan a llorar a la UDI”, “El tata debería haber matado a más comunistas”, “La gorda tiene el país hecho bolsa” son estados de Facebook más comunes de lo que quisiéramos. La gente está muy enojada y ese sentimiento, más que fomentar el espíritu crítico y / o constructivo, lo único que hace es agotar.

Si estamos enojados con la Iglesia, mejor vamos a la Parroquia del barrio a hablar con el cura; si creemos que la política es una basura, ofrezcámonos para trabajar en ella (o al menos levantémonos a votar). Si nos molesta la gestión de la Presidenta, critiquémosla con vehemencia pero sin ofenderla por sus características físicas. Actualizar nuestro estado de Facebook no provoca un cambio real, sólo a esparcir negatividad y mala onda desde nuestra cómoda cama con scaldassono en 3.

5 cosas buenas al día

Acá m siento medio Pilar Sordo, tarjeta Village o Coelho. Pero lo asumo con hidalguía. ¿Qué cuesta decir a los menos 5 cosas buena onda al día? Mucha gente desconfía de la gente simpática como si escondieran una segunda intención detrás. A mí me cae bien la gente que busca un punto en común o resalta lo positivo en ese que no tiene NADA que ver con su manera de ver la vida. Decirle a alguien "Qué bien te ves”, “Gracias por tu comentario”, “Te quedó bacán el postre”, “Te felicito porque ganó tu equipo” son gestos que cuestan cero y que hacen una gran diferencia en la convivencia social. Sé que a muchos les dará monos esto. Pero si cada chileno aplicara la regla de decir 5 cosas buenas al día, tomaríamos menos pastillas, el Bullying no sería tanto tema, los sicólogos tendrían más horas disponibles y mucha gente lo pasaría mejor. Párrafo meloso, dulzón y ñoño, pero en el que creo firmemente.

¿Qué propones tú?