Imagen: César Mejías

Fin de año: 4 consejos para no terminar en el manicomio

Se viene el mes más agotador del año y los compromisos se apilan sin parar. Para no transformar en un calvario las actividades que, se supone, deben hacernos felices, Mane Cárcamo nos comparte sus cuatro consejos básicos de sanidad mental.

Por Magdalena Cárcamo @manecarcamo | 2015-11-23 | 12:17
Tags | fin de año, columna, opinión, consejos, festividades, social

En los últimos quince días he tenido dos comidas, un paseo de curso, cuatro asados, una fiesta de 40, cuatro despedidas y probablemente unos tres kilos de más. Es 23 de noviembre y esto recién comienza señores. Se vienen las compras navideñas, los amigos secretos, las primeras comuniones, graduaciones y el final del año escolar (entre muchos otros acontecimientos). ¿Podremos sobrevivir? Obvio que si… lo hemos hecho toda la vida. ¿Podemos surfear el mes más intenso, entretenido y agotador de año de manera más tranquila y menos caótica? Los invito a pensar cómo y compartir sus ideas. Yo aquí, en una noche de domingo, más cansada que asesor de Macri, intento descifrar las manera de hacerlo. Aquí vamos:

Vitrinear en diciembre: GRAN ERROR

Tu presupuesto es limitado y tus compromisos, no. La tía del jardín, la fonoaudióloga, esa amiga que te llevó al cabro chico todos los miércoles, la secretaria, el ahijado, el vecino que apañó en el temblor y la polola púber de tu hijo que no toleras, están en la lista de tus contactos que merecen un regalo de Navidad. Entonces, es lindo ser detallista y preocupada de los intereses personales de cada uno de ellos, pero en serio, los próximos días NO son los mejores para botarse a delicada: evita el paseo en el mall con “Blanca Navidad” de fondo en versión cumbia y un promedio de nueve garabatos por minuto cuando te quieres estacionar en el -8. Hagámonos la vida más fácil: empecemos las compras navideñas los últimos días de noviembre en un terreno focalizado y con un presupuesto claro. Tómate unas horas en un supermercado y sin vueltas ni grandes pretensiones, la cosa se define así: cremas hidratantes para todas las mujeres y vinos de 3 lucas para los hombres. En un día harás de tu diciembre un mes más feliz y sin tener que aparecer en DICOM. Profes del colegio, si leen esto, no les bajen las notas a mis cabros por favor. Sean misericordiosos. Los regalos son con cariño igual.

Guarda la pesa en la bodega (con llave)

Toma una decisión… o sufres con las privaciones culinarias o asumes que ya no fuiste Reina de Playas y Piscinas. Si optas por la primera alternativa, acepta con hidalguía el apio con salsa de yogurt, la bebida light, la pera de postre y el mover la cabeza de un lado para el otro cuando te ofrezcan los panqueques con nutella en la despedida de la compañera de trabajo. Sufre, pero sin llorar.

Si asumes que con traje de baño pareces butifarra, que la champañita en el asado te hace feliz y que la empanada en el paseo del octavo básico es una obligación indiscutible, entonces aleja la pesa con plena conciencia o sácale las pilas y pásaselas a tu hijo de tres años para que las pierda. Porque lo que verás ahí será demoledor, pero real.

Entonces, si vamos a tomar cualquiera de las dos opciones, éstas se viven con compromiso y sin quejas. Son meses duros, pero sin llorar.

Regálate un NO semanal

No puedes ausentarte de la reunión final de apoderados, ni de la comida navideña que organiza tu jefe. En este punto el criterio es vital. Aunque tus niveles de agotamiento hayan superado todos los límites permitidos por la OMS y la producción de temas de conversación como el clima, la delincuencia, el caso Jadue y las series de Netflix ya no están logrando su objetivo, es fundamental que te des cuenta que hay actividades PRIORITARIAS e INELUDIBLES.

Sin embargo, hay otras en las que no pasa nada si no vas. Bájate del Pony y sé capaz de detectar ese panorama en el que no eres indispensable. El parto de la prima de tercer grado de tu marido va a ser igual de feliz si nos vas al baby shower al que te invitó tu suegra, no tienes por qué participar en el Amigo Secreto de la Junta de Vecinos, ni ir a la reunión de ese curso en el que estuviste sólo un año en 1992. Cuida tu calendario y regálate un NO sin cargo de conciencia. No eres candidato/a a nada, por ende a lo más alguien se pica. Pero ese alguien no estará peinando la muñeca como tú cuando el stress te tenga al borde del colapso.

En estas fechas Village sí tiene razón

Los clichés que muchas veces me motivan a correr hasta Chile Chico para escapar de tanto dulzor y frases melosas, aquí sí cobran sentido. La Navidad y el fin de año debieran ser un tiempo de revisión, reflexión, agradecimiento y propósitos para mejorar. Un momento para conversar con tranquilidad con las personas a las que queremos, cerrar los ciclos dolorosos, asumir las pérdidas y buscar con optimismo nuevos rumbos. Una época para gozar la ilusión de los niños, vivir con ellos la magia, visitar a nuestros viejos y darles la mano con cariño a los amigos que están pasando por momentos difíciles.

Y muchas veces las corridas frenéticas por los centros comerciales, los tacos mala onda y la locura por tener todo perfectamente planificado, no ayudan para alcanzar esa paz de la que hablo. Entonces, acá abrazo con amor mi tarjeta de Village en la que me motiva a buscarle un sentido más pausado y tranquilo a esa fiesta tan alegre, familiar y profunda como personalmente aspiro a que sea la Navidad. (Párrafo no apto para diabéticos)

¿Qué haces tú para sobrevivir a fin de año con tu salud mental intacta?