Imagen: Paul Nelhams / Flickr

¿Es mejor irse del país? Reencantemos a los jóvenes

¿Lo mejor que puede hacer un chileno es irse de Chile? Este compatriota invita a los jóvenes a quedarse a construir el país con que sueñan.

Por Alvaro Awad | 2015-12-21 | 18:00
Tags | juventud, jóvenes, Chile, mundo, país, migración, desencanto, migrantes, oportunidades

En los últimos años hemos experimentado una suerte de desilusión con respecto al “sueño chileno”. Ese salto al desarrollo -que finalmente parecía tan obvio y natural- hoy aparece como frustrado y la esperanza escasea. Algo similar a lo que vivió nuestro país en su centenario. 

Pues bien, ¿nos quedaremos con ese espíritu derrotista? Por supuesto que no. Es deber de todos soñar con un Chile que salga adelante en todos los ámbitos de la vida de sus habitantes. Y los grandes sueños sólo se cumplen mediante pasos concretos. “Sin prisa, pero sin pausa”.

En particular, quisiera referirme a la necesidad de “reencantar” a nuestra juventud con su país. En efecto, como consecuencia de la globalización y apertura del mundo (son los tiempos de la ciudadanía global), se ha vuelto un lugar común entre los jóvenes el criticar hondamente a Chile, comparándolo con el extranjero. Nacen así las dudas -especialmente en los chilenos más talentosos- sobre si vale la pena “quedarse”, atendidas las facilidades que hoy existen para partir (de hecho, hace poco se viralizó una columna titulada "Lo mejor que puede hacer un chileno es irse de Chile", aconsejando vivir fuera del país al menos por un tiempo -idea que comparto, como manera de acumular experiencias- aunque utilizando entre sus argumentos, que un chileno siempre encontrará una mejor vida en el exterior, lo que deja implícito que no tiene sentido volver).

En términos objetivos, Chile sigue siendo una extraordinaria alternativa con respecto a otros países de la región. Si bien tenemos buen sentido del humor, somos un país serio, con instituciones que -en términos comparativos- funcionan o pretenden funcionar. Y si bien en el último tiempo hemos padecido cuanta crisis institucional hubiésemos podido imaginar (como el financiamiento irregular de la política o las prácticas empresariales que han abusado de nuestro modelo y circunstancias), en el largo plazo, es positivo que todos estos vicios salgan a la luz. Ese es el primero paso para empezar a corregirlos. Hoy duele, pero es precisamente esta clase de dificultades la que permite dar los grandes saltos y encontrar soluciones inteligentes.

Ahora bien, si levantamos la vista un poco más, Chile queda muy lejos de otros países del globo en términos de calidad de vida. La oferta de una “vida mejor” en Europa o Estados Unidos (con mejor educación, salud, remuneración, etc.) ha probado ser tremendamente tentadora entre nuestras jóvenes promesas. Sobra decir que sin estas últimas, el país pierde mucho potencial.

Por lo mismo, es indispensable plantearle a nuestros jóvenes un desafío: construir un país excepcional. Hacerles ver que “allá”, “afuera”, todo está hecho. En cambio “acá”, en su patria, hay diez mil ámbitos en los que se puede colaborar, políticas que implementar, mercados que desarrollar, negocios que llevar a cabo, ideas que aterrizar, etc.

Tenemos un país maravilloso. Apenas 17 millones de personas contamos con una larga y angosta faja de tierra que, de superponerse a Europa, iría desde más al norte de Finlandia y hasta más al sur de Italia. Tenemos una multiplicidad impresionante de climas y paisajes, con una belleza que enamora a la gente de todo el mundo. ¡El éxito del país puede ser el éxito de todos!

Cierto también: falta mucho (o demasiado) por hacer. Y es ahí donde está el desafío, en aprovechar nuestras capacidades al máximo en los sectores público y privado, en sacar así adelante un país mucho mejor que el que recibimos. Es indispensable sembrar esta idea en la juventud.

Y entonces, ¿qué estamos haciendo en esta materia en el día a día? ¿Está el Estado contribuyendo a la colocación efectiva de los jóvenes que vuelven a Chile tras sus estudios de posgrado? ¿Están las empresas ofreciendo oportunidades de carrera para el talento joven? ¿Están las instituciones académicas abriendo cupos para sus ex alumnos estrella? ¿Están las asociaciones gremiales, sociales, culturales, deportivas, etc. trabajando en incorporar a las nuevas generaciones?

“Reencantar” a la juventud, que es sinónimo de futuro, es una de las grandes claves para que nuestro Chile brille.

Álvaro Awad es abogado y profesor de Derecho Civil UC