Imagen: César Mejías

Desastre de Toba: el día en que la humanidad casi desapareció

Hace unos 75 mil años, la humanidad casi habría desaparecido, debido a la explosión volcánica más grande de los últimos 25 millones de años. Aquí, los detalles de esta fascinante hipótesis.

Por Alvaro Lopez B. | 2015-12-31 | 14:00
Tags | volcanes, Toba, historia, humanidad, erupciones, catástrofes, desastres

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En mi artículo anterior, mencioné muy a la pasada el desastre de Toba, que habría dejado a la humanidad al borde de la extinción y prometí que haría una columna sobre el tema. Así que aquí estamos. Pero primero, debo darles algo de contexto:

Existe evidencia de que la humanidad sufrió un “cuello de botella poblacional” que posiblemente duró hasta hace unos 50 mil años atrás. Un “cuello de botella poblacional, es un descenso drástico en la población, que puede ser determinado a través del análisis genético, ya que al existir menos individuos en una población, eventualmente disminuye su variedad genética. Y eso es lo que se ha determinado, estimándose la población humana descendió a un total de entre 2 mil y 10 mil homo sapiens en el planeta Tierra, durante ese período..

La hipótesis de la catástrofe de Toba ha sido altamente debatida, con argumentos tanto a favor como en contra (que no fue tan grande el efecto climático, que el cuello de botella no fue en un solo momento, etcétera).  Mi opinión como ignorante en la materia, es que suena bastante convincente. Veamos por qué.

El Lago Toba, de 35 kms de ancho por 100 kms de largo (como de Santiago a Valparaíso). Ese fue el cráter del volcán. NASA.

La explosión

El lago Toba está ubicado en el norte de Sumatra, en Indonesia. Hace aproximadamente 70-75 mil años, tuvo lugar el estallido volcánico más intenso de los últimos 25 millones de años. Correspondió a una explosión nivel 8, según el Índice de Explosividad Volcánica, lo que corresponde a una Explosión Supervolcánica, que el mismo Índice describe como “mega-colosal” o “apocalíptica”. Como para que nos vayamos haciendo una idea.

Esta explosión desplazó aproximadamente 2 mil 800 kilómetros cúbicos de materia, de los cuales 800 km3 fueron en forma de cenizas. El flujo de lava destruyó 20 mil kilómetros cuadrados alrededor del volcán (la Región Metropolitana completa tiene 15 mil Km2) y dejó en sus cercanías un manto de ceniza de 600 metros de altura (más de dos veces el cerro San Cristobal). Fue 100 veces más poderosa que la explosión del Monte Tambora en 1816, llamado el “año sin verano” por el invierno volcánico que siguió, debido a que las cenizas eran tan densas, que no dejaban pasar el sol.

Para intentar comprender la magnitud de esta explosión, consideremos que la explosión del volcán Chaitén desplazó "sólo" un kilómetro cúbico de terreno, lo mismo que el Monte Santa Helena; en tanto el Vesubio (que sepultó a Pompeya), movió 5 km3. Por otro lado, el siempre mencionado Krakatoa, cuya explosión se sintió a nivel mundial... desplazó la “miseria” de 12 km3

Para darnos otra perspectiva, consideremos lo siguiente: el Monte Santa Helena liberó el equivalente a 24 megatones de energía y desplazó un kilómetro cubico de materia. La explosión en Toba desplazó 3 mil veces ese material, por lo que podemos asumir que fue 3 mil veces más potente. Al multiplicar 24 por 3 mil, obtenemos una cifra de 72.000 megatones o 4 millones 800 mil bombas de Hiroshima desencadenadas por la explosión de Toba (la bomba de Hiroshima era de "solo" 0,015 megatones).

Se sospecha, además, que liberó 10 mil millones de toneladas de ácido sulfúrico, y 6 mil millones de toneladas de dióxido de azufre en la atmósfera. Además, depositó una capa de cenizas desde el Mar de Arabia, hasta el Mar de China, o sea, en un radio de al menos 6 mil kilómetros.

Representación artística de la explosión del supervolcán Toba. S. Oppenheimer.

Sus efectos en el planeta

La explosión o evento de Toba habría producido un invierno volcánico de al menos 6 años de duración. Este invierno se caracterizó por una disminución de las temperaturas medias de entre 3 y 5 grados Celsius en las latitudes más bajas, y de hasta 15 grados más cerca de los polos. Esto es más frío que el máximo glacial ocurrido hace unos 20 mil años atrás. En efecto, para que una explosión volcánica afecte el clima mundial, sus cenizas deben alcanzar al menos 17 Km. de altura. Es probable que las cenizas de la explosión de Toba alcanzaran el doble de esa altura.

Asimismo, se produjo una disminución del isótopo O18 en el agua por al menos mil años, lo que nos habla de que la temperatura del planeta disminuyó al menos por un milenio en la época de la erupción, y que nos habla, además, de una enorme sequía global que duró aproximadamente ese tiempo. Mediciones de calcio atmosférico, muestran que los vientos de todo el planeta tuvieron cenizas en suspensión por al menos 200 años.

Asimismo, según diversos modelos, la población vegetal habría disminuido sustancialmente. Según el análisis de polen de la época, aparentemente tras el evento, un clima estepárico se extendió por buena parte de Asia, y todo el sudeste asiático quedó cubierto en una capa de al menos 15 cm. de ceniza.

En resumen: nuestro planeta habría tenido al menos por unos siglos, las temperaturas más frías en los últimos cien mil años, comparables o más heladas que la peor época del actual ciclo glacial, con un clima estepárico que se extendió masivamente, y una sequía mundial que duró cientos de años. Asimismo, disminuyeron las fuentes alimenticias de forma dramática, al desaparecer grandes cantidades de plantas y por ende, de animales que no tenían de qué alimentarse. Ese sería, entonces, el panorama que enfrentaba la humanidad, tras la catástrofe de Toba.

Árboles de hoja caduca antes, y después de la explosión, según simulación computacional. Alan Robock et al.

Sus efectos en la raza humana

Sequía de siglos, acompañada por un frío más grande que el peor de la era del hielo, sin verano por al menos seis años, y con una disminución catastrófica del número de plantas. No parece ser un panorama muy alentador.

Y no lo fue. 

Se ha establecido que antes de la explosión del volcán, en la edad de piedra tardía, la población humana se contaba entre las 100 mil y las 300 mil personas. Sin embargo, alrededor de la época en que el volcán estalló, la población humana había descendido a entre solo 2 mil y las 10 mil personas, alrededor de un 3% de la cantidad original. Es fácil pensar que esta dramática reducción de habitantes (toda la humanidad cabía en un pequeño estadio), se debió a la radical disminución de recursos disponibles para sostener la vida.

Y es en esas condiciones, que se produjo una migración clave en la historia de la humanidad, llamada la migración de “salida de África”. Entre 150 y mil personas (una enorme proporción de los humanos que quedaban vivos, si lo pensamos bien), decidió que ya tenían bastante con esta tenebrosa y apocalíptica situación, y consideraron que en otras tierras quizás encontrarían más recursos. Así que cruzaron el mar Rojo hacia Arabia, y luego se fueron paulatinamente extendiendo por el mundo, poblándolo. Sí, esas poquísimas personas a oscuras, con hambre, que fácilmente cabrían dentro de un gimnasio grande… eran nuestros antepasados. Los antepasados de todos quienes habitamos fuera de África. Todo por un volcán.

Y ustedes, ¿cómo creen que sería una explosión así, en nuestros días?