Imagen: Felipe Muhr

Vacaciones en la casa: 10 ideas simples para un descanso feliz

Cuando el presupuesto, las responsabilidades, la salud o las ganas no apañan con un viaje, no queda más que disfrutar del verano puertas adentro. Mane Cárcamo cree que hay mucho que se puede hacer para pasarlo bien y comparte sus ideas.

Por Magdalena Cárcamo @manecarcamo | 2016-01-11 | 12:11
Tags | vacaciones, ideas, creatividad, diversión, columna, verano, hijos

Varios de ustedes ya están de vacaciones y otros prontamente llegaremos a ese glorioso momento en que no tendremos que responder mails, vestirnos de oficina, presentar informes ni cumplir horarios.

Esos ansiados días en que nos podemos llegar a estresar sólo de pensar en todo lo queremos hacer y disfrutar, haciendo que incluso esos objetivos se transformen en un “trabajo” más. Por lo mismo, tal vez hay que organizarse y planear pequeñas cosas realistas que sabemos que nos hacen felices y asegurarnos de cumplirlas. Se trata de planificar para descansar. A veces son tantas las actividades que tenemos en mente que resulta agotador intentar cumplirlas. Pero si nos enfocamos en pequeñas instancias, cotidianas y abordables, los resultados pueden superar nuestras expectativas.

Les propongo agarrar lápiz y papel y pensar en 10 cosas simples que le encantaría hacer durante ese merecido descanso que se nos avecina. Aquí mis propuestas, que como siempre ustedes pueden destruir, copiar y ojalá aumentar.

1. Dormir una siesta con pijama y sin tiempo límite

Cerrar las cortinas, esconder el celular en el baño y desenchufar la tele. Acostarse simplemente a dormir, ojalá soñar e incluso roncar hasta que el cuerpo diga “Ok , ya fue suficiente”. Una maravilla GRATIS.

2. Ver fotos antiguas con un buen picoteo

Volver a la feliz infancia, a la vergonzosa juventud pasada a laca Dúo, cobrarle sentimientos a la propia mamá por el vestido de la fiesta de graduación, mirar con nostalgia los momentos felices con los abuelos y odiar al dentista que te puso los frenillos a los trece, resulta un ejercicio bonito de viaje en el tiempo que las vacaciones nos pueden regalar. Bullying asegurado eso sí. Pero vale la pena reírse de uno mismo.

3. Vencer una dificultad

También el esfuerzo puede asociarse al gocePersonalmente hay cosas que básicamente detesto, como cocinar, ordenar closets o hacer abdominales. Puras tonteras, pero que igual me alegran el día cuando las supero y me puedo vencer a mí misma. Proponerse algo chico durante las vacaciones y decir “lo logré” igual tiene su magia.

4. Hacer una fiesta con amigos

Esta categoría probablemente es más atractiva para los treintañeros como yo. Cuando tienes hijos el baile se reduce al tren de los matrimonios y una que otra celebración cuarentona que cada día comienza a ser más común. Aquí la idea es juntar amigos, un buen playlist que incluya desde reggaetón hasta Yuri, poner la bola luminosa y bailar como en los viejos tiempos. Éxito garantizado.

5. Resolver algo pendiente

Ir a ver a esa abuela que vive sola, invitar a almorzar a la hermana que lo está pasando mal, sacar a pasear al ahijado al que no ves desde hace meses o hacer una pijamada con tus amigas del colegio, no son descanso propiamente tal, pero sí actividades que liberan la mente y el corazón. ¿Para qué seguir pensado lo que me falta hacer y no mejor enfrentarlo y resolverlo?. Sano, bonito y feliz.

6. Hacer una pitanza con tus hijos

En el mundo de las pantallas, los smartphones y la globalización, sería agradable abrirle el stock de juegos a los más chicos de la casa. Hacer una pitanza en familia, jugar mímica, darle guaraca en el bachillerato o tirarse en saco de dormir por las escaleras pueden ser algunos de los entretenidos propósitos de las vacaciones. ¿Y lo mejor? Todos ganan.

7. Organizar un campeonato de chistes

Es una chiva perfecta para juntarse con familiares o amigos a reír. Parece una panorama nerd … de hecho LO ES. Pero ¿qué tanto? Cada participante debe llegar con un stock de al menos 10 chistes y un jurado premiará a los mejores, y obviamente los más fomes también tendrán un reconocimiento. Un buen aperitivo y que empiece la función.

8. Darse un festín de alimentos de la temporada

La idea es disfrutar con total conciencia de los manjares que nos entrega el verano. En un mismo día comer choclos con mantequilla, porotos granados, sandía, guindas y chirimoyas. Hacer “el menú del verano” y disfrutarlo a concho, sabiendo que en julio salivaremos sólo al recordar ese glorioso día. La hinchazón puede ser fuerte, pero lo comido y lo bailado no se los quita nadie.

9. No cargar un día el celular

Estoy lejos de pertenecer a ese grupo de personas que odia los grupos de wasap, los mails y las redes sociales. Es más, me encanta y defiendo a los que pensamos que la conexión nos permite descansar, porque la ansiedad de no saber qué pasa en el mundo es mayor. Pero un día ¡sólo uno! sin teléfono, es un buen ejercicio de desintoxicación y dejar de vivir la realidad para fotografiarla. Probablemente para muchos de los que leen esto, este punto les parece totalmente ajeno porque el celular se les puede perder una semana y no les pasa nada. Pues bien, esto está escrito para los que andamos con el cargador en el auto, nos metemos a Twitter apenas tiembla y sabemos cuando alguien no nos invitó a un carrete por Facebook. Y creo intuir que a varios/as les hará sentido.

10. Volver donde has sido feliz

Volver a un libro que te devoraste en horas, ver por novena vez Notting Hill, revisitar un paisaje que te inspira, tirarte como cuando tenías nueve por un trampolín, cantar a todo pulmón esa canción con la que te enamoraste o hacer escalopa en la playa después de capear olas son ejercicios perfectos para hacer en las vacaciones. Buscar en la propia historia esos flashes de felicidad e ir tras ellos con decisión y entusiasmo.

Cada uno con lo suyo. Capaz que no me resulte ninguno. Pero ya en sólo pensar lo que me gustaría hacer en estas vacaciones he gozado al sólo imaginarlo. Y con eso, ya me doy por pagada.

¿Qué otras ideas agregarías?