*Esta nota fue originalmente publicada en 2013.
Adela Cortina es una filósofa española actual que se ha caracterizado por “bajar a tierra” la filosofía y la ética, aplicándola a la vida cotidiana y ponerla a disposición de todos. Un tema que le preocupa es el consumo de drogas en la juventud.
“Creo que el principal problema en el consumo compulsivo de drogas es que la persona acaba expropiándose, ha perdido la propiedad sobre sí misma y sobre sus decisiones, y ahí es donde, a mi juicio, empiezan los grandes problemas; que la persona ya no es, como decía Séneca, artífice de su propia vida”, afirma en su texto Jóvenes, valores y sociedad siglo XXI.
Cortina postula que las causas de la adicción son intersubjetivas, porque el ser humano se construye en la relación con los demás. Tiene que ver con los valores que promueve la cultura en que vivimos todos.
1. Cortoplacismo y la incapacidad de hacer promesas. Dice la filósofa que en la cultura actual impera el corto plazo. Es algo que ella ve en las empresas: hay que decidir rápido, antes de que lo haga la competencia. Pone también el ejemplo de las tarjetas de crédito, que permiten consumir ahora y pagar a mediano o largo plazo; así, cada vez ahorramos menos. Esto, sostiene Cortina, cambia la estructura de nuestro tiempo: lo más importante no es apoyarse en el pasado para proyectar el futuro, sino disfrutar el presente y aplazar los pagos. “La idea clásica del carpe diem, disfruta el momento, hace que el presente se apodere de nosotros y perdamos algo esencial de nuestro horizonte, como es el arte de hacer promesas. (…) Las promesas son para el futuro. Los compromisos son para el futuro. Las responsabilidades son para el futuro”, observa la filósofa.
2. Individualismo. Adela Cortina afirma que las sociedades modernas son las sociedades del individualismo y que impera un tipo de libertad particular: la libertad como independencia, como no interferencia, lo que se ha llamado la “libertad negativa”.
3. La droga como una forma más de consumismo. Mientras más posibilidades de consumo tiene una sociedad, nos parece más libre, plantea la filósofa. Y a ello aparejamos el bienestar, pues el consumo nos abre a nuevos mundos y experiencias. Para Cortina el consumo de drogas va incluido en este punto, pues es la compra de algo que abre la puerta a nuevas formas de ocio y diversión, lo cual le da una apariencia absolutamente prometedora.
4. Época de deseos, no de deberes: una ética indolora. La exigencia de los derechos se pone en primer lugar y no se está dispuesto a cumplir los deberes, lo cual se relaciona directamente con el individualismo.
5. Individualismo en la familia. La filósofa lo pone como ítem aparte, porque, para ella, es el principal valor de riesgo para el consumo de drogas. “Sea cual fuere el tipo de familia que se tenga, lo importante es que quienes entren en ella estén dispuestos a asumir las responsabilidades por los demás miembros del grupo y por sí mismos”, expone Cortina. Ella hace ver que en las encuestas los jóvenes manifiestan que valoran enormemente la familia, pero advierte que si esa familia sólo disfruta de las ventajas de estar juntos sin asumir las responsabilidades, el joven queda desprotegido.
6. El valor de la exterioridad. Vivimos volcados hacia afuera, sin valorar la reflexión ni la interioridad. Para la filósofa, sin ese componente es imposible que seamos dueños de nuestra propia existencia.
7. La competitividad. Demostrar que se es más y mejor que los demás es una de las metas de nuestro diario vivir. “Cualquier persona que trabaje en el ámbito de las drogas sabe que uno de los factores de riesgo es la búsqueda de esa autoestima fuerte, el que quiere demostrar que es el que más puede”, dice Adela Cortina.
8. Gregarismo y búsqueda del calor del rebaño. No es lo mismo que sociedad. “Ser gregario es, como decía Nietzsche, ser animal de rebaño. El animal de rebaño es el que busca ser aceptado por el rebaño, en gran parte por necesidades psicológicas”, apunta la filósofa. Y ser aceptados por el grupo es un anhelo básico del hombre, pero cosa distinta –dice Cortina- es que el calor del rebaño sea la meta a como dé lugar. “Es entonces cuando viene el mantener opiniones políticamente correctas, lo que todos quieran, y es entonces cuando aparece el problema de dejarse llevar al consumo de drogas por afán de emulación del grupo, del rebaño”.
9. Asociar felicidad con drogas. Adela Cortina dice que no es cierto que los jóvenes que no consumen sean siempre más felices. Lo que ella busca es que se separe la idea de droga de la de felicidad, pues en su visión las encuestas que arrojan como resultado una asociación entre droga y felicidad son erróneas.
10. La falta de compasión. Entendida como “padecer con otros en el sufrimiento y la alegría”. Según la filósofa no forjamos vínculos verdaderos con las demás personas y que, a lo sumo, se da la caridad, el echarle una mano al que está peor que nosotros. Cortina postula que sin vínculos y sin compasión, no se da tampoco el valor de la justicia, que es –para ella- de los valores humanos más nobles.
En contraposición a esos valores de riesgo, la filósofa habla de valores de empoderamiento, es decir, que promueven el hacernos cargo de nuestra vida y conocernos a nosotros mismos. Potenciarlos sería el camino a una sociedad sin problemas de drogadicción y sin muchos otros males evitables.
1. Largoplacismo: Proyecto de vida y compromiso.
2. Libertad como participación de la vida en común (en oposición al individualismo).
3. Un consumo libre, justo y responsable (en lugar de consumismo).
4. Si exijo un derecho, pedirlo para todos y asumir la responsabilidad que conlleva.
5. Experimentar cosas nuevas pero tomando en cuenta las consecuencias.
6. Recuperar la interioridad: Sobre todo, pensar en la propia vida y preguntarse si se es feliz o no.
7. Quererse a uno mismo sin buscar competir con los demás.
8. Sociabilidad: Vivir en común protegiéndonos unos a otros, en lugar de ser un rebaño descerebrado.
9. Saber lo que realmente hace felices a los jóvenes y potenciarlo.
10. Reforzar vínculos con los demás y con uno mismo: Es necesario recuperar los vínculos, la capacidad de compadecer el sufrimiento, la capacidad de compadecer el gozo y la cultura de la responsabilidad.