En esta ocasión escribo para dar mi punto de vista respecto al tema de la niña de 11 años que quedó embarazada. Quiero ocupar este caso en particular para reflexionar sobre las miles de situaciones similares (abuso físico y emocional que llevan a la drogadicción, violencia, depresión, etc.) que ocurren a diario y de las que no somos conscientes.
Cuando veo situaciones de este tipo, siempre me pregunto "¿y dónde estaba el resto de los adultos responsables de esa niña?". Porque, aunque es verdad que los padres debieran ser el principal apoyo y los encargados de la seguridad física y emocional de los niños, de todas maneras existen muchos adultos que debieran estar atentos a situaciones de riesgo.
Entonces me pregunto "¿dónde estaban los profesores de esa niña que no se fijaron en sus problemas?; ¿cómo es posible que nadie haya notado un cambio de conducta o una actitud extraña en ella?; ¿y dónde estaban los asistentes sociales?; ¿por qué ningún vecino miró a la niña y se fijó que algo no estaba bien?; ¿es que acaso todos viven tan ensimismados que nadie le pone atención a lo que vive una pequeña?".
Siento que debemos tomar una actitud más proactiva como personas que vivimos dentro de una sociedad y no dejar que "otro" se haga cargo del problema. Desde mi punto de vista, todos somos responsables de los niños y niñas de nuestro país, ya que ellos aún no cuentan con las herramientas para poder frenar los abusos.
Con esto, hago una invitación a todos y todas, como miembros de la sociedad, para que consideremos nuestra responsabilidad en el resguardo de los más desvalidos y tomemos en nuestras manos las acciones pertinentes (defender a alguien, llamar a carabineros, avisar a una asistente social, etc.) para que situaciones como esta y tantas otras no se sigan repitiendo y para que crezcamos todos juntos como país. Porque si crece uno, crecemos todos.