Imagen: César Mejías

La terrorífica friendzone, explicada por la ciencia

Eres su amigo/a y nada más, pero te niegas a creerlo y sigues jugando para conquistarla/o. ¿Qué dicen los estudios sobre esta extraña y triste situación?

Por Alvaro Lopez B. | 2016-06-16 | 10:44
Tags | amistad, relación amorosa, friendzone, atracción

Todos o casi todos la hemos experimentado:  hemos estado condenados a la triste, solitaria, interminable friendzone (zona de la amistad), o hemos puesto a alguien ahí, sin siquiera darnos cuenta. O bien, dándonos muy bien cuenta. Hablamos mucho de esta afamada zona, nos burlamos de algún amigo con ceguera severa al respecto, buscamos ejemplos por todas partes, pero en definitiva: ¿Qué es la friendzone? ¿A qué se debe? ¿Qué nos dice la ciencia sobre ella? Lo averiguaremos de inmediato.

Primero que todo: qué es realmente la friendzone

Según el diccionario Oxford es “una situación donde existe amistad entre dos personas, una de las cuales posee un interés romántico o sexual, no correspondido por la otra persona". Un uso contextualizado (y triste) que cita es: "Siempre termino en la friendzone, y les veo irse tras otros tipos". Pobre chiquillo/a.

La primera mención a esta muy especial situación social, fue en la nunca bien ponderada y jamás igualada serie “Friends”, en el episodio 7 de la primera temporada (“The one with the blackout”). En esta escena específica, Joey le explica a Ross la situación respecto a Rachel, su eterna enamorada:

Joey: Nunca pasará.

Ross: ¿Qué?

Joey: Tú y Rachel.

Ross: ¿Qué?... ¿Y por qué no?

Joey: Porque has esperado demasiado tiempo para acercarte… y ahora estás en la friendzone.

Ross: No, no, no. No estoy en la zona.

Joey: Ross, eres el alcalde de la zona.

(¡Pobre Ross!) Sin duda, aunque hay menciones anteriores a la problemática, (por ejemplo la canción “Just a Friend” de Biz Markie, de 1989), esta fue la primera mención del término a una escala realmente masiva, y la que ayudó a popularizar inmensamente el término y el concepto.

Ross es declarado “alcalde de la Friend Zone”. Subtítulos en inglés. WB Channel.

Qué dice la ciencia sobre la friendzone

En la naturaleza, existe algo llamado Principio de Bateman, y que podría explicar la raíz biológica del fenómeno llamado friendzone, el cual no está exento de polémica, pero parece cumplirse por lo general. Este principio consiste en lo siguiente: los machos en general poseen una capacidad reproductiva ilimitada, en el sentido de que poseen una cantidad prácticamente inagotable de espermatozoides. En cambio, las hembras no lo poseen, pues producen una cantidad limitada de óvulos o huevos. Por lo tanto, tienden a ser selectivas respecto al macho con el que tendrán una relación. Esto implicaría que ya desde la época de nuestros ancestros homínidos, habría una tendencia en la mujer a escoger al candidato perfecto entre todos los interesados, manteniéndolos en vilo, mientras escogía.

Eso desde un punto de vista netamente heterosexual y desde la perspectiva del hombre interesado en algo más. Sin embargo, si seguimos con asuntos científicos, a ello se le suma algo que en economía, llaman “frontera de posibilidades de consumo” (¿como dijo?), la cual nos hace ver que la “friendzone” misma, es inherente a la situación.

¿No se entendió nada? Lo explico con otras palabras: el problema básico de la economía es que existen pocos recursos y muchas necesidades que satisfacer. Por lo tanto, eso nos obliga a tomar decisiones eficientes. Un caso particular de esto, es el que nos ocupa. Saco mi disfraz de matemático, y digo: Sea A (Alicia, Andrés) una persona atractiva. Esta persona atractiva, tiene una “oferta”, por así decirlo, de personas interesadas en ella. “Alicia” (o Andrés), no quiere estar solo, peeero, a menos que sea un atleta profesional, no daría abasto para estar con todas las personas, y sin duda, tampoco lo querría. Por lo tanto, debe escoger. Tiene “posibilidades de consumo”, pero son limitadas, tienen un límite, una frontera. Tiene que escoger, limitar sus opciones. Por lo tanto, escoge a quienes tienen características deseables, y no elige, a quienes no tienen esas características deseables, pues su “costo de oportunidad” debe ser óptimo, o sea, lo que “sacrifica” debe ser menos importante que lo que obtiene. En otras palabras, se queda con quien le parece más atractivo, y deja a quien no le parece atractivo. "Esto cae de cajón", dirán ustedes.

Hasta aquí, todo claro, pero obviamente, no está todo claro en la “realidad real”, o esto no sería tema de una columna. En efecto, aquí entra la confusión. Terrible confusión y drama, para algunos.

El mito del chico o chica buena: la ciencia lo aclara otra vez

Aquí aparece algo clave: el estereotipo del “chico o chica buena”. ¿En qué consiste? Este estereotipo, nos dice que si uno es correcto, agradable, se porta bien, no busca propasarse... nunca jamás va a ser tomado en cuenta, porque la otra persona, se va a interesar siempre en “patanes” o en una “mujer fácil”, según el género. Es como un helado de sabor vainilla, perfectamente agradable, pero sin mucha gracia, mientras ese otro al que busca conquistar quiere chips de chocolate, trozos de fruta, menta, quizás gusanos, otras cosas.

¿Es tan cierto eso? Resulta que investigadores de la Universidad de Carolina del Sur, hicieron un estudio práctico sobre el tema, en mujeres heterosexuales. El resultado fue que cuando pensaban en establecer una relación a largo plazo, una de las cualidades más buscadas es ser correctos, amables, buena persona, mientras que si buscaban una relación sin mucho futuro o sólo pasar un buen rato, se inclinaban por el atractivo físico. Cosa que también corrobora este otro estudio.

Lo malo para quienes no son “machos alfa”, es que muchas veces las relaciones parten de forma casual para llegar a una relación seria, y es ahí donde los machos o hembras “beta” u “omega”, sufren.

Pero ojo, la culpa no es de la persona que tiene gustos determinados, es de uno, que persiste en interesarse por alguien que no le va a corresponder, porque tiene intereses distintos a los de uno y valora cosas distintas.

Sin duda que al empezar una relación de forma casual, la persona puede tener un gran atractivo físico o “de onda”, pero estar muy mal en otros aspectos, como la empatía, la consideración, o la madurez. El problema es que muchas veces, se intenta prolongar esa relación, y ahí surgen las complicaciones. Bueno y ese es otro gran tema aparte.

Y ojo, que quien persiste en la friendzone, también se comporta de la misma forma. Cree que la persona que le interesa, de alguna manera va “a cambiar”, porque le hagan favores o compañía. ¡Tampoco es así!

La "Friend Zone", explicada. (Tienen que cambiar los subtítulos a español). Vsauce

"Ya, pero igual… es que me dice excusas y más excusas, ¡me desespera!”, dirán ustedes. Pues bien, pasa lo siguiente: según el Doctor Aaron Ben Ze’ev, autor del libro "La sutileza de las emociones", esta forma de comportarse obedece a razones perfectamente lógicas, y tiene que ver con el atenuar los rechazos. ¿Cómo es eso?

Las excusas obedecen muchas veces a una preocupación por la otra persona. Esto es porque nos angustiamos menos cuando los rechazos son por razones impersonales e inevitables (“hubo una plaga de langostas, por eso no puedo salir contigo”), que cuando son por razones personales (“no me gustas, porque te sudan mucho las manos”). Cuando las razones de un rechazo escapan al control de quien rechaza a la persona, se disminuye la intensidad emocional de la negativa.

Asimismo, cuando son razones temporales (“estoy enfermo”), es menos chocante que cuando es una razón permanente (“me voy a casar”). Por lo tanto, efectivamente, como por lo general hay una intención de no producir daño al otro, se cae en las excusas: razones impersonales, de índole temporal, inestable. Lo lamentable, es que cuando se repiten muchas veces, esto de todas maneras incrementa el daño emocional. Pero la situación en sí hace inevitable el surgimiento de este daño. Más adelante ahondaremos en ello, y en la manera de evitarlo. (¡Sí! Salir de la "Friend Zone" ..pero no como ustedes se imaginan).

Finalmente, respecto a otros aspectos, largamente mitificados y estereotipados, la ciencia parece mostrar al menos dos realidades: según varios estudios longitudinales los hombres tienden, estadísticamente hablando, a valorar más el atractivo físico que otros aspectos (¿Era necesario un estudio?, se preguntará más de alguien). Y según al menos dos estudios, las personas dicen querer determinadas características, cuando se les pregunta, pero en la “realidad real”, escogen otras. De hecho, ambos géneros se comportan muy parecido en los hechos. Tal como mencionábamos más arriba, en general se privilegia el atractivo físico para relaciones de corto alcance, y luego, otros aspectos como el ser confiable y agradable, si se trata de establecer relaciones más profundas y extensas en el tiempo. Lo cual parece ciertamente lógico. Si la quieren pasar bien, las personas buscarán con quien hacerlo, pero si se trata de construir algo a largo plazo, buscarán también personas que tengan la capacidad de hacerlo. Pero es aquí donde ocurre un gran fallo de lógica.

Una lógica errónea

Tal como nos indica un segmento de este interesante estudio, las relaciones interpersonales no son transacciones, uno no “entrega” para que otro “dé” algo. (Y no es necesario que la ciencia lo diga, ¡nos damos cuenta de eso a porrazos!).

Por lo tanto, si uno es amable, o es buena persona, lo es porque le nace serlo. No para obtener algo. Serlo, no es una “estrategia”, es algo que simplemente nace. Ahí está el fallo de lógica. No podemos pensar que existe algo como el “desinterés interesado”, ni tampoco que las personas son como máquinas expendedoras de cariño, a las que ponemos una moneda de “ser buena persona contigo”, y obtenemos muchos besitos. Eso no funciona así.

Así que hago un llamado a mis congéneres. A ver, cómo se los digo de una manera suficientemente dramática, y que les llegue… veamos. ¡Ya! Les hablo como un antiguo habitante, como antiguo Intendente, como antiguo Capitán General de la friendzone, les hablo a ustedes, ¡mis hermanos y hermanas, mis semejantes! Sí, a ustedes! Les quiero decir lo siguiente: La friendzone… ¡no existe! ¡Es una ilusión! ¡Está en sus cabezas!

“Pero cómo - dirán ustedes - si esa persona me trata como un amigo y se aprovecha de mí”. Partamos por eso. Si son amables esperando algo a cambio, entonces el problema lo tienen ustedes, mis queridos. La amabilidad que espera algo, está corrompida desde su inicio. No es amabilidad, sino un truco para incautos, una “estrategia” de conquista. Incluso aunque ustedes no lo noten.

Por otra parte, las cosas ocurren de a dos. Si esto se presta para los abusos, es porque también hay alguien que lo permite. Por lo tanto, es sencillo: dejar de permitirlo. Y aquí entramos en otro tema tan clásico como delicado.

Por favor, dejen de creer que ganan algo al hacerle favores al objeto de su afecto, que “ganan puntos” o algo por el estilo. Eso sencillamente no ocurre. Y no crean que su comportamiento pasa inadvertido para la otra persona: por lo general, se da cuenta a la perfección. Arriesgan desde hacer sentir incómodo al objeto de su afecto, hasta que abusen de la necesidad que tienen de congraciarse con el otro. En ambos casos, ustedes no consiguen ni conseguirán nada, porque la persona ya decidió. No pueden “convencer” a alguien de que les quiera. Y menos con esa actitud.

¡Si hasta la ciencia lo dice! En general, una persona decide en un quinto de segundo si el otro es atractivo, como indica este estudio. Por lo tanto, no sirve de mucho intentar “convencer” a alguien si ya tiene la decisión tomada. Si algo ocurre debido a la perseverancia, es por circunstancias muy, muy excepcionales. Pero no apuesten a eso. Por favor.

Lamento ser tan brusco, pero era necesario que alguien se los dijera. Despierten. Continúen su vida, no se acabará porque tal o cual persona no les hace caso. Avancen.

Canción que explica muy, muy bien los efectos de esta situación, en quien está "en la zona". MattyB

“¿Pero qué hago? - insistirán - ¡si esa persona me sigue gustando muchísimo!”. Les recomiendo ser valientes. No es fácil, pero si te sientes en la friendzone, es como estar en la zona fantasma de Superman 2 (la ochentera). Te sientes atrapado en una situación donde solo puedes “estar ahí”, mirando lo que ocurre, sin tener mayor incidencia, mientras el objeto de tu afecto, hace y deshace. Muchas veces es un “limbo” desesperante… Pero eso es ilusorio, pues depende de uno mismo salir de ello. ¿Cómo?

Bien, si no deseas estar literalmente por años en esa incómoda situación, hay que utilizar la lógica de Perogrullo, que tantos servicios ha entregado a la humanidad: O te quedas ahí, o avanzas. ¿Y cómo avanzar? Hay que ser valiente y honesto consigo mismo, lo que tampoco es sencillo, debemos reconocerlo, pero es necesario. Es necesario decidirse a que ocurra algo, o que no ocurra nada. (¿Ven? Les dije que era la lógica de Perogrullo). Si quiero que ocurra algo, que las cosas se aclaren, entonces uno debe ir y decirle a la otra persona lo que siente. Sí, claro, puede que ambos se sientan incómodos un tiempo, pero si la amistad que tenían no se basaba en un banal interés mutuo y sus afectos son honestos, entonces podrán sincerar la situación y superarla, y luego seguir tan amigos como siempre. Si no pueden, entonces eso no era amistad, y la verdad, no era algo muy sano de mantener para nadie. ¡Les dije que había que ser valientes!

Si no se atreven a hacer eso, entonces, más vale que acepten que la situación se prolongará toooodo el tiempo que requiera para que ustedes se terminen aburriendo de la misma. Por eso, hablen con la persona, y luego si no pasa nada, déjenla ir. O no lo hagan, y también déjenla ir. Busquen a otra persona, con intereses más afines. En serio. Es mucho mejor, tanto para ustedes, como para la otra persona. Les dejo con este llamado a la reflexión, y al sinceramiento.

¿Has estado alguna vez en la friendzone? ¿Qué otras recomendaciones darías?