Imagen: Arjan/Flickr

Por qué creo que la tecnología colaborativa traerá las grandes soluciones al mundo

Apps y plataformas de consumo colaborativo están apareciendo para resolver numerosas problemáticas de nuestra sociedad, una gran oportunidad de la que todos debiésemos participar.

Por Marisol Alarcon | 2016-06-23 | 17:14
Tags | tecnología, innovación, apps, soluciones

Alucino con la fuerza que está tomando el consumo colaborativo, que ha sido impulsado por las nuevas tecnologías y del cual siento que todos somos beneficiados, pero debo reconocer que hace muy poco soy usuaria de Uber.

Por un lado, entiendo el desconcierto que genera la situación tributaria de Uber, nos hace cuestionarnos por qué les exigimos a las empresas nacionales transparencia en estos temas, pero hacemos vista gorda con el tema ante innovaciones extranjeras (por muy geniales que sean). Y desde el bando de los taxistas, resultan injustas las altas patentes que deben costear para funcionar, pero su servicio es pobre en comparación al de la aplicación y la torpe campaña que realizaron sólo incrementó los usuarios de Uber.

Ya pasó un tiempo de aquel conflicto y las aguas están más tranquilas, pero leí columnas, vi noticieros, memes, redes sociales y un sin fin de material respecto al tema. Mientras más crecía la polémica, también lo hacía el hashtag #YoMeUberizo.

La discusión se acercaba más a adoptar una postura frente a la tecnología e innovación que a una aplicación de transporte. Y me vi de repente buscando información sobre una problemática que parece ser ajena al día a día de la mayoría de gente de este país e inaccesible para muchos chilenos. Después de todo, el transporte en taxi de todos modos es caro y Uber exige tener una tarjeta de crédito para poder hacer el pago. Más aún, se priorizaba una discusión de moda, antes que graves situaciones como la de Chiloé. Me vi viviendo en dos países con problemáticas y necesidades distintas. ¿A qué voy con esto?

Me gustaría haber estado investigando y discutiendo de polémicas sobre una aplicación que hiciera más eficiente y cómodo nuestro sistema de transporte público y que trabajara en conjunto con el Ministerio de Transportes, como una innovación tecnológica.

O sobre una aplicación que incentivara el uso de la bicicleta de manera innovadora y entretenida u otra que se dedicara a resolver problemas de salud o educación a través de nuestros celulares. ¿Y es que no existen esas innovaciones tecnológicas? En realidad las hay, y esa es la gran genialidad de usar la tecnología como herramienta de innovación social, nos permite trabajar en soluciones para problemáticas sociales que aquejan a millones de personas en el mundo, nos permite ser creativos, rebeldes, desafiantes, colaborativos… todo con el fin de poner a disposición de la sociedad la innovación y la tecnología.

Bien lo saben los genios de KAPPO, que hicieron del andar en bicicleta un juego tecnológico, donde las empresas incentivan el uso de este medio de transporte, llegando incluso a insertarlo en planes estratégicos de ciudades. Y la gran idea de transformar un celular en un laboratorio portátil para llegar con ciencia a las escuelas más vulnerables del mundo, democratizando su uso, como lo hizo Komal Dadlani con Lab4U. O don Mario Soto con su emprendimiento Diagnochip, que en cuatro horas puede detectar una infección urinaria gracias a su innovadora solución, llevando salud a zonas donde el acceso a profesionales es más escaso (y que además, hoy representa a Chile en el mundial de innovación social, The Venture).

Estos ejemplos me mueven. Me hacen ver otra discusión y preguntarme más cosas. ¿Será que podemos hablar de la tecnología como una herramienta que esté al servicio de la solución a problemáticas sociales?

Desde Laboratoriavemos día a día cómo transformamos realidades con la tecnología, como un agente de cambio social muy poderoso. La vida de muchas mujeres ha cambiado al formarse como desarrolladoras web, al perderle el miedo a transformar sus vidas a través de la tecnología y a adaptarse a esos cambios, y el potencial de acercar la tecnología a la juventud va mucho más allá. Al desarrollar y no sólo usar tecnología, ellas pueden ser las potenciales creadoras de otras soluciones tecnológicas que revolucionarán el mundo, como Uber.

Este es un caso de tantos, y mientras más seamos los que tengamos esta convicción, estamos seguros que generaremos grandes cambios. No sé todavía quién tendrá la razón entre la discusión de los taxis y los Uber, pero sé que la tecnología se está tomando espacios mucho más grandes que éstos, y que está siendo parte central de la transformación social. Por eso yo no sólo me #Uberizo, sino que me #KAPPOizo, me #DIAGNOCHIPizo, me #LAB4Uizo. Eso es innovación tecnológica.

¿Crees que la tecnología y el consumo colaborativo realmente aportan a la sociedad? ¿Qué otros servicios o apps del estilo recomendarías?