Imagen: César Mejías

Cómo saber si le estoy enseñando a mi hijo a confiar en sí mismo

La seguridad personal es una habilidad fundamental a desarrollar, la cual depende en gran parte de la educación que hemos recibido de nuestros padres. Y nosotros, ¿estamos educando a nuestros hijos en ese aspecto? Aquí un diagnóstico y varios consejos para aplicar.

Por Carolina Vera Olivares | 2016-07-14 | 07:00
Tags | educación, confianza en sí mismo, autoeficacia, autoestima, seguridad, desarrollo, padres, hijos, niños

Hay personas más extrovertidas y otras no tanto. Unas hablan hasta del café que se tomaron en la mañana y otras apenas te cuentan de sus grandes hazañas de vida. Lo cierto es que, independiente de la personalidad, si son seguros, se nota fácilmente.

Toman decisiones con tranquilidad, son capaces de lograr sus metas y hasta son más audaces para probar cosas nuevas, tienen menos miedo al error, entre muchas otras cosas. Esa habilidad es la confianza en sí mismo (o la autoeficacia), que se entiende como "las creencias en la propia capacidad para organizar y ejecutar las acciones requeridas para manejar las situaciones futuras", según define el destacado psicólogo canadiense Albert Bandura

¿Le estamos enseñando esta habilidad a nuestros hijos? Hay una forma de descubrirlo y varios consejos para hacerlo con eficacia. Antes que nada, un guiño a la importancia que tiene hacerlo cuando son pequeños.

Por qué desarrollarla en la infancia

Tanto el comportamiento de una persona, como las decisiones que toma, las relaciones interpersonales que establece y la manera en cómo lleva dichas relaciones, se ven profundamente impactadas por la confianza que tiene en sí mismo. Ésta habilidad nos permite tomar decisiones, asumir retos y esforzarnos en lo que emprendemos, es la que nos desafía a “querer más” y a “buscar más”, nos permite creer que podemos hacerlo.

El primer elemento para afianzar la confianza en uno mismo, es el autoconocimiento: quien conoce sus capacidades, cualidades y deficiencias, sabe quién es, con qué cuenta y con qué no cuenta.

La autoeficacia se construye en la infancia. Es en este periodo, donde una persona elabora su imagen, estableciendo una relación interna entre sus capacidades y la forma de usarlas. Y si bien, a lo largo de la existencia la confianza en uno mismo cambia, la esencia queda igual. Es por esto, que los padres y adultos en general, tenemos que ser conscientes de que los primeros cinco años de vida de un niño son determinantes en su desarrollo psicoemocional y social.

Los padres pueden ser partícipes de este proceso, al ofrecer a sus hijos la posibilidad de realizar diferentes actividades para que descubran cómo se sienten. Además, dicha posibilidad permite a los niños reconocer sus debilidades de manera más adaptativa (no impactando negativamente en su autoconcepto y autoestima).

Es importante que los padres comprendan que el crecimiento infantil se da en un orden específico y que no necesariamente tiene que ser lineal. Esto significa que cada niño tiene su propia manera de ser, sus gustos y capacidades, siendo estos factores, los que determinan un ritmo particular de desarrollo. Y es importante que como adultos acabemos de entenderlo y que no esperemos que un niño se comporte de una determinada manera.

Como adultos, cometemos un error común y garrafal: nos empeñamos en homogeneizar los ritmos de crecimiento, así como las capacidades y habilidades de cada niño en desarrollo; nos olvidamos que cada niño va madurando física, psíquica y emocionalmente de forma particular. Si fuésemos capaces de identificar los tiempos y ritmos de crecimiento de los niños, sabríamos con certeza qué demanda cada etapa, qué le podemos exigir en ese preciso momento y qué no, qué cosas tenemos que fortalecer y qué áreas hay que reforzar.

Recordemos que estimular el desarrollo de un niño no significa imponer tiempos y enmarcar parámetros rígidos y generales de crecimiento.

Y mis hijos, ¿tienen confianza en sí mismos?

Antes de que respondas, es preciso que te detengas un momento y comiences a observar a tu pequeño en su cotidianidad, cuando lo hayas hecho (no una vez, varias), entonces estás listo para tener en cuenta lo siguiente:

  • Se da por vencido rápidamente o enfrenta los desafíos
  • Le cuesta tomar decisiones o lo hace sin titubear
  • Casi nunca queda satisfecho con la elección que ha hecho o se siente seguro
  • No alcanza sus metas o las cumple
  • Tiene dificultades para esforzarse o le es fácil

Es importante que le pongas ojo a estas actitudes, ya que te indicarán si tu hijo confía en sí mismo o no. Las razones, sea tenga o no confianza en sí mismo, van a guardar directa relación con los comentarios que le haces como padre, ya que estos determinan su autoestima; o bien, tendrá que ver con el hecho de que tu niño no conoce sus capacidades y por ende, no sabe cómo utilizarlas adecuadamente.

Cómo estimular la confianza de tu hijo en sí mismo

Si ves que hay poca confianza o seguridad en sí mismo, es porque ha faltado una mayor formación en ese aspecto y puedes hacer lo siguiente:

  1. Confía en sus capacidades. NUNCA LO SUBESTIMES, porque siempre podrá hacer más de lo que tu crees.
  2. Acepta sus gustos sin tanto cuestionamiento, aunque sean diferentes a los tuyos (lo más difícil). Recuerda que todos somos individuos únicos, irrepetibles e incomparables
  3. Estimula la expresión de sus sentimientos. Por ejemplo, si tu hijo tiene tristeza y llora porque algún motivo, déjalo llorar, no tienes que hacer comentarios como “deja de llorar, los niños grandes no lloran”. Si a ti te molesta su llanto, deberías preguntarte por qué te incomoda tanto.
  4. Demuestra interés y atención por las cosas, gustos y necesidades de tu hijo, aunque muchas veces estés ocupado en otra cosa.
  5. Haz que se sienta capaz de realizar las cosas. Ínstalo a intentar cosas nuevas, a salir de su zona de confort y dile que no tenga miedo a equivocarse.
  6. Esfuérzate por comprender sus sentimientos para que no termines ignorándolo, censurándolo o siendo un papá o un mamá demasiado frío y autoritario.
  7. Evita retarlo por todo, menos en público y no lo critiques por su forma de ser. Cuando critiques ataca la conducta o acción inapropiada, no a tu hijo
  8. Destaca las cosas que hace bien, pero no exageres.
  9. No es bueno hacer constantes comparaciones. Evita comentarios del tipo “a tu hermana le va excelente en el colegio, en cambio a ti ufff… mejor ni hablar” (reconozcamos que muchas veces las usamos como recurso desesperado).
  10. No te burles ni te rías de sus errores. Tampoco permitas que su hermano/a lo haga.
  11. Delégale responsabilidades que lo hagan sentirse útil e importante (poner la mesa, ser el ayudante de cocina, el encargado de la buena onda en la casa, etc.). Eso sí, no le pongas exigencias demasiado altas para su edad.
  12. Incentívalo a hacer las cosas que sabes que le gustan. Si le encanta pintar, por ejemplo, cómprale pinturas, pinceles, block, acuarelas, lápices pasteles, etc. Si le gusta el fútbol, inscríbelo en algún equipo o taller extra programático.

¿Cuáles son las ventajas?

Si tu hijo desarrolla desde pequeño la confianza en sí mismo, esto influirá en su manera de enfrentar la vida como joven y adulto:

  • Le permitirá hacer elecciones y ejecutar conductas con más seguridad
  • Le dará la certeza de que puede alcanzar sus sueños y metas si se lo propone
  • Lo motivará a realizar acciones en las que se sentirá más competente y confiado
  • Lo animará a evitar las acciones que lo hacen sentir inseguro
  • Determinará el esfuerzo que despliegue a la hora de realizar una actividad
  • Le permitirá asumir retos con mayor responsabilidad y compromiso
  • Le ayudará a ser más emprendedor
  • Le permitirá recuperarse tras enfrentar circunstancias desfavorables (potenciará su resiliencia)

Recuerda que debemos cuidar a los niños, pero no sobreprotegerlos. Los padres deben acostumbrar a sus hijos a hacer múltiples cosas por sí mismos, aunque al principio les resulten difíciles, ya que es la única manera de que ellos aumenten la confianza en sí mismos.

Por un lado, tenemos que vigilar a los niños para que estén seguros cuando realicen sus actividades, pero por otro lado, debemos permitir que afronten ciertos riesgos propios de su edad y se esfuercen con los retos que esas actividades les exijan. Es verdad que no es fácil encontrar el límite entre cuidar y dejar hacer, pero todos los padres son capaces de encontrarlo. Sólo tenemos que intentarlo.

¿Crees que tus hijos tienen confianza en sí mismos? ¿Qué otras cosas recomiendas?