Guía para padres: De mimado a incapaz

La fuerza de voluntad es un músculo que se debe ejercitar desde la infancia. Cuando se permite a los niños hacer todo lo que quieren, les resulta luego imposible esforzarse para alcanzar sus objetivos.

Por Ignacia y Javiera Larrain | 2013-07-18 | 12:20
Tags | padres, paternidad, exigencia, fuerza de voluntad, niños, infancia, madres, maternidad, educación
"Tener fuerza de voluntad es fundamental porque capacita a la persona para amar"

Sergio tiene 24 años y está pasando por una crisis existencial. Está con problemas en distintas facetas de su vida y no entiende por qué. En su primer año laboral ya lleva 3 trabajos. No ha logrado durar en ninguno porque no le gusta que le exijan horarios ni que lo critiquen, por lo que renuncia ante la primera dificultad. 

Con su polola pelean todo el tiempo. Es que ella se cansó de que Sergio sea incapaz de ceder. Ella lo acompaña en todos sus panoramas y compromisos, mientras que él, la manda sola porque “le da lata”.

Hace unos meses se fue a vivir con un amigo de toda la vida, pero éste está pensando en cambiarse a otro departamento, ya que Sergio no cumple con las tareas que a cada uno le corresponden para mantener la casa en orden. Siempre se excusa con “lo hago más rato, ahora estoy cansado, ahora no tengo ganas” y no lo hace nunca. Su amigo se está cansando de la actitud de Sergio. 

Además, se puso en campaña de ahorro para poder irse de viaje con su grupo de amigos de la universidad y están a un mes de partir y él no ha logrado juntar ni un peso, cada sueldo que le llega se lo gasta en ropa, “carretes”, juegos de video y otras cosas que le gustan. Sergio no entiende por qué no le resulta nada de lo que emprende.

Todo fácil

La constancia, la capacidad de renuncia y sacrificio, postergarse por el bien de otros o postergar algo por un bien mayor, tienen como base común el desarrollo y ejercicio de la voluntad. 

Si quisiéramos comprender y darle respuestas a Sergio de por qué llegó a esta situación, podríamos retroceder en el tiempo y ver cómo fueron sus padres con él para entender cómo fue su desarrollo cuando chico y explicar su actuar ahora que es adulto.

De niño, Sergio se metió a clases de tenis y a la segunda clase no le gustó por lo que no volvió a ir. Entonces se quiso cambiar a taller de karate, pero al poco tiempo renunció también. Así pasó toda la enseñanza básica, de taller en taller y sus padres no lo ayudaron ni incentivaron a perseverar ni terminar lo que había comenzado.

En la casa no se le exigía que hiciera renuncias personales por los demás. Si era el cumpleaños del abuelo y a Sergio le daba lata o quería dormir más rato, no iba. Tampoco le exigían que cumpliera con las tareas domésticas que tenía asignadas. Cuando le tocaba poner la mesa, le daba lata y le decía a la mamá “más rato, estoy ocupado” y finalmente lo hacía su madre para evitar la pelea.

Sergio nunca tuvo hábitos de alimentación: comía cuando le daban ganas y no era capaz de esperar hasta la hora de comida. Cuando era más chico y llegaba con la bolsa de sorpresas llena de dulces, su mamá le decía que guardara algunos para otro día pero él se los comía todos de una sola vez y sus papás no se preocupaban de que efectivamente no lo hiciera.

Los papás de Sergio estuvieron permanentemente muy preocupados de educarlo y le entregaron siempre mucho cariño, pero dejaron de lado un aspecto fundamental: No se dieron cuenta que estaba en sus manos ayudarlo a forjar su voluntad.


Voluntad: Sacrificio y recompensa

La voluntad es una de las facultades superiores del ser humano, que lo diferencia de los otros seres vivos, y le permite dirigirse hacia un objetivo, autogobernarse, ser dueño de sí mismo yendo más allá de los instintos o de las ganas, por un bien mayor.

Así como casi todo en la vida, la voluntad hay que ejercitarla para desarrollarla y es importante comenzar a fortalecerla desde que el niño es pequeño. Es un proceso, no se le puede exigir una fuerza de voluntad férrea a un niño chico, hay que considerar las etapas evolutivas. 

Alrededor de los 2 años, el menor descubre su propio yo y se da cuenta que tiene una voluntad distinta a la de los papás y por eso quiere imponer sus propios deseos y demandas, comenzando la etapa del negativismo, que consiste en desafiar a los padres con el “no”, algo normal en esta edad. Este es un buen momento para comenzar gradualmente a enseñar al niño que no siempre puede hacer lo que él quiere y empezar así a fortalecer su voluntad. Ésta es como un músculo, que mientras más se usa y ejercita, se hace más fuerte y capaz de cumplir los objetivos que se propone.

Cómo y por qué

El desarrollo de la voluntad es fundamental porque permite:

  • Ser perseverante y no darse por vencido frente a la primera dificultad. Sergio, si tuviera fuerza de voluntad, podría darle una oportunidad a sus trabajos y durar más tiempo en ellos.
  • Ser capaz de postergarse a sí mismo por otro, venciendo el egoísmo. Si Sergio fuera capaz de acompañar a su polola en sus panoramas venciendo su “lata”, pelearían menos y ella sería más feliz.
  • Promueve la sana convivencia social, permitiendo asumir reglas que puedan no gustarme y que exijan un esfuerzo. Sergio podría seguir viviendo con su amigo si fuera capaz de cumplir las tareas que establecieron.
  • Renunciar y sacrificar algo hoy pensando en el mañana. Sergio lograría ahorrar e ir al viaje con sus amigos si fuera capaz de renunciar a comprarse todo lo que se le antoja para poder juntar la plata para su viaje.

Hay que mencionar que no depende sólo de los padres el fortalecimiento de la voluntad, siempre está la libertad del hijo, sin embargo, como padres podemos y debemos educar la voluntad desde niños y a lo largo de todo su desarrollo.

  • Cuando Martín de 2 años está tomando desayuno y pide pan, pero después de una mascada no quiere más y pide cereales, sus padres le hacen entender que si pide algo debe comérselo todo. También tienen establecido un horario para las comidas y si le da hambre entre medio, lo ayudan a esperar hasta la hora correspondiente sin darle comida a deshora. Esto lo logran distrayéndolo con alguna actividad entretenida.
  • Josefina de 4 años quiere ver televisión por mucho rato. Su mamá le ayuda a que establezcan un compromiso: verá su serie favorita completa, pero una vez que termine se apagará la tele para que no se quede pegada por horas.
  • A Matías de 7 años le exigen que haga sus tareas en el horario establecido para ello aunque le de lata o esté cansado.
  • Si una amiga invitó a Teresita de 9 años a su casa y ella dijo que sí iría y después le sale un panorama más entretenido, la mamá hace que cumpla con su compromiso y vaya donde la amiga.
  • Pedro de 11 años tiene en su casa la responsabilidad de sacar la basura. Sus padres se preocupan que así lo haga aunque él no tenga ganas y no hacen la tarea por él.
  • Los papás de Pilar de 13 años la ayudan a planificar el uso de su mesada para que pueda ahorrar y no gastarla completa el día que la recibe.

A la larga, tener fuerza de voluntad es fundamental porque capacita a la persona para amar, ya que el amor, en cualquier dimensión, implica renuncias personales y entrega a los demás, cosas que sin voluntad son imposibles de alcanzar.