¿1000 puntos en la PSU? ¿9 diplomas por premiación? ¿Aprender a caminar a los 5 meses? ¿Contar en coreano hasta 10.000? ¿Eximirse de los ramos en la Universidad? ¿Reconocer todas las banderas del mundo? ¿Es eso inteligencia?
Obvio que sí. Pero claramente no es el único tipo de inteligencia. Entiéndanme bien. Estoy muy lejos de ser esas haters que desacreditan a los puntales nacionales, se pican con el hijo mateo de la vecina y creen que los colegios no enseñan nada que valga la pena. Es más, trabajo en educación y considero que lo que los niños aprenden en el colegio es muy valioso, en lo académico y ante todo en lo humano.
Pero también creo que estamos siendo víctimas de una estandarización de la inteligencia en donde los papás caemos redonditos. Cuál pololas de Garay.
En una época en donde todo se mide y cuantifica, claro que uno se inseguriza cuando los niños propios no son los mejores en las categorías que la sociedad nos impone. ¿Lo estaré haciendo mal? ¿No le estaré potenciando los talentos? ¿Tendré que estar más encima?
Depende para qué y puede ser que sí. Porque más que perseguir con ansiedad los premios y los promedios 7, creo que hay que inculcar los conceptos de trabajo perseverante y esfuerzo. Ningún bacán ha llegado a serlo sin haberse sacrificado. Y es así, aunque suene poco popular y hardcore, para alcanzar metas hay que sufrir, renunciar, negarnos algo. Y eso mucha veces cuando pasa nadie lo ve y no es causal de medallas ni de portadas de diarios, pero si aunque sea a la larga, rinde frutos y regala satisfacciones.
Facundo Manes, neurólogo clínico y neurocientífico es clarito al respecto: "La inteligencia humana es mucho más que el coeficiente intelectual. El principal problema de la pregunta sobre inteligencia es que la ciencia no cuenta hoy con herramientas para medir la inteligencia en toda su extensión y complejidad. ¿Cómo asignar un coeficiente al humor, a la ironía y, aún más, a la diversificada y plástica capacidad del ser humano para responder de manera creativa a los desafíos que la sociedad y la naturaleza le plantean?".
Entonces ¿qué es realmente la inteligencia? Soy una convencida que es algo mucho más simple y complejo de lo que entendemos. Y ahora voy con una descripción desde el sentido común, y no desde el texto académico, a ver si están de acuerdo conmigo.
Inteligencia es saber reírse de uno mismo sin vergüenza al qué dirán y asumiendo que nos pasteleamos. Y que lo seguiremos haciendo por los siglos de los siglos. AMÉN.
Inteligencia es escuchar con apertura real al otro, para tratar de entenderlo aún cuando lo que me dice me parece equivocado o doloroso.
Inteligencia es mirar la propia ciudad con ojos de turista, manteniendo la capacidad de asombro.
Inteligencia es querer a los amigos siempre, lo que no significa apañarlos en toda circunstancia. Un amigo real no te pide traicionar tus ideales.
Inteligencia es saber que se depende de alguien y no sentirnos menos por eso. ¿Por qué la independencia emocional está tan sobrevalorada?
Inteligencia es saber callar cuando no sabemos de algo lo suficiente o cuando dado un escenario específico nuestro silencio aporta más que nuestra opinión.
Inteligencia es poder escribir con las dos manos. Esa gente es definitivamente brillante para mí.
Inteligencia es dudar y no creer todo lo que aparece en Facebook o en las cadenas de los grupos de Whatsapp (aquí una ayudita).
Inteligencia es considerar interesante a todas las personas hasta que te demuestren lo contrario. El prejuicio está lejos de ser una característica del inteligente.
Inteligencia es poder envolver una botella en papel de regalo. Para el mundo de los ñurdos eso es una señal de superioridad intelectual.
Inteligencia es saber pedir perdón sin rodeos, recibir las disculpas de corazón y de verdad dar vuelta la página.
Inteligencia finalmente tiene que ver con todo lo que dice la sabia frase: "conócete, acéptate, supérate" (San Agustín). Probablemente es el desafío más grande del ser humano en tres palabras. Hagámonos esa. Gran desafío.