Imagen: César Mejías

Los ocultos beneficios de ser empático

Conozcamos los innumerables beneficios de la empatía, que va más allá de sólo "ponerse en el lugar del otro", y ayuda a nuestra salud, a nuestra vida social, e incluso a nuestras relaciones de pareja.

Por Alvaro Lopez B. | 2017-01-05 | 07:00
Tags | empatía, beneficios, amor, sociedad

Todos hemos conocido al típico personaje desubicado, que tira tallas pesadas en los funerales, que encuentra fea a la guagua en el bautizo (y lo dice), y que en suma, vive “sin filtro” (¿y por qué me tengo que callar? es su caballito de batalla).

Sin embargo, si uno se detiene un poco a conversar bien con esa persona, se da cuenta que es alguien con buenos sentimientos, pero que sin embargo es “odioso”. ¿Por qué pasa eso? Porque carece de empatía, una cualidad esencial para tener una vida más sana en muchos sentidos, como indican los numerosos estudios científicos que les detallaremos en esta nota.

Conozcamos entonces más sobre esta increíble cualidad humana, para que sepamos la importancia de practicarla más a menudo en nuestra vida diaria.

¿Qué es la empatía?

Dicho muy sencillamente, es “ponerse en el lugar del otro”. Yendo un poco más allá, y siguiendo lo que dicen los investigadores de la Universidad de Berkeley, la empatía es tanto la capacidad de sentir la emoción de los demás, como la capacidad de imaginar lo que otros piensan o sienten.

Además, hay tres tipos de empatía, que idealmente deben funcionar de manera armónica. En primer lugar, la empatía cognitiva, que consiste en tener la noción intelectual de lo que los otros sientan y puedan estar pensando. Este tipo de empatía es útil para hacer negociaciones, por ejemplo. Pero también puede ser usada de forma muy negativa y cruel: quienes sufren de narcisismo, maquiavelismo o sociopatía (la Tríada Oscura en psicología), también poseen este tipo de empatía, pero lo hacen para saber qué hace sufrir al otro, y seguir presionándolo. Por lo tanto, obviamente este tipo de empatía por sí sola, no es suficiente.

En segundo lugar, entonces, viene la empatía emocional, que es cuando uno “resuena” con los sentimientos del otro, como si nosotros mismos los estuviéramos experimentando. La “desventaja” de esto, es que esto puede generar un agotamiento, cuando lo que se experimentan, son únicamente emociones negativas, lo que incluso puede ayudar a producir síndrome de burnout. Por lo tanto, es importante no negarnos a ella, sino que calibrarla adecuadamente.

Y en tercer lugar, está la empatía compasiva, donde no sólo entendemos la situación del otro, y sentimos lo que siente, sino que además tenemos la necesidad de ayudarle. Esta última empatía, de acuerdo al destacado psicólogo Paul Ekman, es una capacidad que se puede adquirir si uno no la tiene, y está muy relacionado con la compasión, de la cual ya hablamos en un artículo anterior.

Un interesante documental: “Cerebro Empático”. Canal 2.

Beneficios de la empatía

La empatía en sí, tiene muchos beneficios. La ciencia ha investigado cómo afecta la empatía en numerosos aspectos de nuestra vida, y resulta... ¡que incide mucho!

Por ejemplo, según este estudio, tener empatía es muy bueno para nuestras relaciones de pareja. Esto, porque ser empáticos con nuestra “media naranja”, profundiza la intimidad que tenemos con ella, y aumenta la satisfacción que sentimos por estar en una relación. O sea, nos hace sentir más felices. Y en consonancia, otra investigación, indica que es esencial para tener una relación sana. (y también dice que aunque los hombres y mujeres perdonamos en la misma medida, las mujeres son más empáticas que los hombres, ¡ojo!).

Además, otra ventaja, es que según dos estudios, la empatía ayuda a mantener y establecer amistades, y además, mejora la calidad de las relaciones al interior de cada familia. Y no sólo eso: induce la conducta prosocial, o sea, comportamientos que ayudan a la sociedad como un todo, como por ejemplo: ayudar a los demás, o bien la armonía e integración al interior de grupos sociales, la generosidad, el altruismo y la simpatía, y cooperar, colaborar y compartir con los demás, y simultáneamente, disminuye la agresividad hacia los demás.

Y respecto al bullying, tiene mucha incidencia. Por ejemplo, de acuerdo a esta investigación, los niños que practican la empatía, tienen menos posibilidades de causar bullying, y de agredir a los otros niños. Al contrario, los ayudan. En cambio, según otro estudio, las madres con poca empatía, tienen hijos más proclives a sufrir bullying y a ser agresivos en su comportamiento.

Aún más, de acuerdo a una serie de investigaciones, al inculcar la empatía, disminuye el racismo, los prejuicios, el abuso infantil, la agresión sexual, la violencia interpersonal, e incluso baja el índice de reincidencia en delincuentes.

¡Además tiene beneficios desde el punto de vista médico! Y no son pocos:

  • Según esta investigación, hace que los pacientes se sientan más satisfechos, tengan menos estrés, y respeten más los tratamientos que se les han recomendado.
  • Asimismo, de acuerdo a este paper (donde se revisaron 6.459 investigaciones), cuando los pacientes son tratados en forma empática, mejoran sus variables de salud, como la presión sanguínea, la vulnerabilidad a infecciones, etc. Esto se potencia además, con el hecho abundantemente comprobado, de que menor estrés, implica más fortaleza en el sistema inmunológico.
  • Disminuyen los errores médicos, al haber una mayor identificación con los pacientes, de acuerdo a esta investigación.
  • Y los médicos mismos reportan que al ser empáticos, su trabajo tiene más sentido, es más coherente, se sienten más satisfechos, y disminuye el síndrome de burnout.
Elsa Punset nos da algunos valiosos consejos para mejorar nuestra empatía. RTVE.

¿Y la falta de empatía?

Como el ser humano está lejos de ser perfecto, no todos cultivan esa linda cualidad. Y esto, también se ha estudiado por la ciencia. Los efectos de la carencia de empatía, muchas veces se asocian con lo siguiente, según múltiples estudios:

  • Cuando una persona tiene poca empatía, tiene gran tendencia a provocar bullying en otros.
  • Asimismo, aunque es parte del cuadro de enfermedades como el autismo y la esquizofrenia, también se asocia a psicopatías, y conductas criminales que incluyen los delitos de índole sexual.

Y no sólo eso, también está unida a comportamientos muy destructivos, como por ejemplo el narcisismo (que vimos aquí y aquí), la violencia hacia los cónyuges y los hijos, el abuso sexual, y los delitos violentos. Así que si nos damos cuenta de que carecemos de empatía, hay una posibilidad de que esto no solo nos cause problemas, sino que sea parte de un cuadro patológico. ¡Hay que tener mucho ojo entonces! Quizás no es la “mala suerte”... sino que nos falta empatía.

¡Seamos más empáticos!

La empatía es una cualidad que no sólo nos beneficia a nosotros, en la vida cotidiana y en nuestra salud, sino que además posee la característica de que también ayuda a toda la sociedad, porque está implícita en todo lo que hace funcionar a las comunidades humanas: la colaboración, el altruismo, la confianza, etc. (¡Es hasta buena para los emprendimientos!)

En resumen, la empatía, al igual que el amor, hace que las personas nos conectemos en forma más cercana, y llena nuestra humana necesidad de pertenencia, de ser contenidos y entendidos. La empatía, es dar y entregar afecto. Es humana. Es beneficiosa. ¿Practiquémosla?