Cuando se es joven las penas de amor son probablemente EL drama que nos preocupa en la vida. Ya con los años; el trabajo, los hijos, los padres y las enfermedades también comienzan a ser tema. Pero en la tierna juventud los conflictos del corazón paralizan nuestra vida y creemos además que también detienen el mundo entero.
Una de las situaciones más complicadas en esta materia es que en buen chileno “te pateen”, que te entreguen el sobre azul, te nexteen o simplemente te digan "siga participando”. Este es sin duda uno de los momentos críticos y del que ningún ser humano está libre (ni Pampita… claro está). A mí por ejemplo, siempre me patearon. Por ende de verdad sé lo que es sufrir esa humillación en carne propia, comerse un litro de helado por pura pena y llorar con ganas (y mirándome al espejo) al ritmo de la Pudahuel.
Pero convengamos en que hay maneras y maneras para que te despachen. Y querido o querida lectora, si va a finiquitar sentimentalmente a alguien, al menos sea misericordioso. No use estas metodologías que tantos amigos me aportaron y que me sacaron entre lágrimas y carcajadas.
Me lo mencionó una amiga vía Twitter. Mi carnet hizo un forado en la geografía chilena porque asumo que tuve que guglear el significado. Aunque en realidad después me percaté que es una manera anglo de simplemente desaparecer, hacer la ley del hielo o traducido al español "hacerse el fantasma".
Sin anestesia significa que el personaje en cuestión nunca más te respondió. En mi época era más fácil vivir con dignidad una situación así. Como máximo uno llamaba un par de veces a la casa (escuchando de fondo el "dile que no estoy” del susodicho) y en casos de mayor locura, se tenía una amiga partner que te acompañaba a hacer el recorrido diario del “fantasma” para ver en qué estaba. En cambio actualmente con las redes sociales, las posibilidades de frikearnos frente al ghosting son altísimas. Revisar el check azul del Whatsapp (si lo tienen desactivado inspeccionar si el investigado está en línea), sapear todos su movimientos en Instagram, Facebook y Snapchat (a través de la cuenta de una amiga fiel, obvio) son prácticas más comunes de las que pensamos.
No se hagan los evolucionado/as. El famoso ghosting los puede dejar con la camisa de fuerza bien puesta. Es así.
Un twittero me contó que un amigo se enteró que estaba soltero, porque la chiquilla cambió su estado civil en Facebook. El se percató que lo habían dejado por las notificaciones de los comentarios. Debo asumir que con esa técnica me reí fuerte y después le deseé a ella un pasaje en un vuelo sobrevendido en United Airlines (más info acá)… porque de verdad no se puede ser tan perversa. Al menos manda un audio para decir chao. Mínimo digo yo.
Se casa alguien importante en tu familia. Te hiciste más pruebas de vestido que la Bolocco para su matrimonio con Michael Young (bueno, este caso va para mujeres). Cumpliste por primera vez una dieta por más de dos días seguidos y el nerviosismo está desatado.
El día antes, justo ese día en que para ti la prioridad nacional es decidir qué aros te pondrás… él te dice “tenemos que hablar” y después se viene con todo la cascada de clichés “no-eres-tú-soy-yo”, “mereces que alguien te quiera como la gran persona que eres”, “tengo que resolver demasiados temas personales” y una gran lista de bla bla bla que en el fondo se traducen en el gran título de esa película llamada “Simplemente NO TE QUIERE”.
Y ahí quedas tú, que estabas lista para producirte más que Di Mondo para la Gala, preparando las compotas para los ojos que ya no pueden más de hinchazón. Amigo… aguántate un día y patea después de haber dado la vida en el matri, usado el cotillón y haber liderado el trencito. Lo otro es maldad… de la más pura.
Que te despachen en estas circunstancias (cuando el otro/a fue el que te invitó) merece cadena perpetua. Porque ahí está uno, vendiendo toda la pomada a los suegros, trabajando más que Mercado Central en Semana Santa , poniéndole oreja a los temas fomes de los abuelos y ¡PAF! te dicen “hasta aquí no mas llegamos.”
Y una, sentada a 800 km. de la casa propia, con una lluvia infernal, sufriendo en silencio por los rincones (porque digna hasta la tumba), sin poder hacer mucho. En verdad ESE no es el momento apropiado, por muy insoportable que esté el otro hay que aguantarse hasta el fin de las vacaciones y aperrar con la carita llena de risa no más. Porque simplemente NO se hace.