Hace unos meses nos cambiamos de ciudad. Fue una decisión que habíamos tomado como familia hace varios años, y finalmente se concretó. Cambiarse de casa, de ciudad o de barrio no es fácil para los adultos y tampoco es un proceso simple para los niños, pues supone un importante desafío a las propias capacidades de adaptación y afrontamiento. Instalarse en un nuevo entrono siempre supone cierto grado de temor, tristeza o ansiedad, porque implica dejar atrás muchas de las cosas que nos daban seguridad y abrirse a un sinfín de incertidumbres y cosas nuevas. Por eso la mudanza implica vivir un dueloy hay que entenderlo como tal.
A continuación presentamos algunos consejos que pueden ser de utilidad si les toca enfrentar un simple cambio de casa, de barrio, de ciudad o algo tan grande como dejar el país.
Consejos para una mudanza con niños
- 1. Anticipar y preparar. Es clave contar al niño el cambio que vivirán para que éste pueda ir preparándose de a poco. Hay que explicarles con claridad y sencillez qué implicará el cambio (qué dejan, dónde irán, etc.) y estar abiertos para responder con sinceridad a todas las preguntas que nos hagan y ser receptivos con sus reacciones.
- 2. Explicar el porqué de la mudanza. Junto con anticipar el cambio, es bueno que conozcan los motivos por los que se cambian, de manera que no sientan que es algo arbitrario y puedan sentirse parte del proceso.
- 3. Transmitir tranquilidad y seguridad. Los niños absorben todas las emociones de los adultos y si nos mostramos inquietos, angustiados o preocupados ante la mudanza, ellos lo percibirán y lo vivirán de esa manera. Por eso es muy importante tratar de transmitirles una actitud positiva frente al cambio, que les comunique seguridad y tranquilidad. Por ejemplo, es bueno evitar discusiones relacionadas al cambio frente a los niños o comentarios negativos respecto a lo difícil que será dejar todo atrás.
- 4. Explicar con cuentos, películas o experiencias de conocidos que hayan pasado por lo mismo. Los niños son muy concretos y a veces ver un cuento o una película donde un niño se cambia de casa puede ayudarlo a bajar su ansiedad.
- 5. Conocer el lugar. Si es posible, es bueno que el niño se familiarice con el lugar, con la nueva casa y alrededores yendo a conocerla previamente. Si es otro país o un lugar donde no pueden ir, se puede mostrar fotos, ubicarlo en el mapa, etc. Esto también ayuda a sentirse parte del proceso y concretizar los nuevos cambios. En caso de que el cambio implique colegio nuevo, es aconsejable que puedan conocer las nuevas instalaciones antes de comenzar las clases.
- 6. Darse tiempo para escuchar lo que siente y validar sus emociones. La comunicación siempre es clave en cualquier proceso de cambio en la vida de un niño y ante una mudanza no debe ser la excepción. Es bueno preguntarle qué siente ante el futuro cambio, cuáles son sus emociones y validarlas. Decirle que es normal tener miedo o dudas. Estar abierto a sus inquietudes y responderlas. Por ejemplo, si teme perder a los amigos, mostrarle que, en la medida de lo posible, no perderán el contacto, solo cambiará la periodicidad con que se verán. Decirle también que hará nuevos amigos. Pero es bueno escuchar primero cuáles son sus reales preocupaciones, antes de “consolarlo” o darle explicaciones, pues de lo contrario puede ser que nosotros terminemos transmitiéndoles nuestros propios temores o preocupaciones. Por ejemplo, puede ser que los padres estemos más preocupados que los propios niños por el tema de dejar a los amigos.
- 7. Estar atentos a sus cambios y reacciones. Algunos niños reaccionan ante la mudanza con distintos cambios de conducta producto de la ansiedad que esto les produce. Ser capaz de descubrir esos indicadores nos permite conversar con ellos, y ayudarlos a bajar su nivel de ansiedad. Algunos síntomas que dan cuenta que el niño puede estar ansioso son: que retroceda en el control de esfínter, cambios en el patrón alimentario, dificultades para conciliar el sueño o pesadillas, comerse las uñas o conductas regresivas como chuparse el dedo, hablar como guagua o pasarse a la cama de los padres. Todo esto nos muestra que el niño necesita ser contenido y que le transmitamos seguridad.
- 8. Ayudarlo a vivir el duelo. En la corta vida del niño, ese hogar que se deja ha sido un espacio fundamental para él, por lo que podemos ayudarlo a sobreponerse del duelo haciendo una pequeña despedida, recordando los lindos momentos vividos ahí y agradeciéndolos. Así se hace un cierre para poder dar vuelta la página y empezar una nueva etapa.
- 9. Compartir los propios sentimientos. Así como esperamos que nuestro hijo nos diga lo que siente frente al cambio, es bueno contarles a ellos lo que nosotros sentimos, empatizando con sus sentimientos. Por ejemplo, decirle que a nosotros también nos produce incertidumbre porque no conocemos el nuevo lugar donde vamos, pero estamos tranquilos porque sabemos que es un lugar donde estaremos todos juntos como familia. Sin embargo, si nuestro sentimiento es de mucha angustia, es mejor evitar transmitirlo, e intentar compartir aquello positivo que nos produce el cambio.
- 10. Involucrarlo. A pesar de que es una decisión de los padres, hay que tratar, dentro de lo posible, hacer sentir a los niños que son parte de esta nueva etapa para que aumente su seguridad. Por ejemplo, puede ayudar a embalar en cajas sus juguetes, etiquetándolas. También puede ser pidiendo su opinión para poner alguna decoración en su pieza.
- 11. Contar las ventajas del lugar y las novedades. A los niños les encantan las novedades y nombrarle todas las cosas buenas que tendrá para ellos el nuevo hogar los puede motivar e ilusionar. Por ejemplo, que es un lugar donde hay muchos niños de la edad, que podrán salir en bicicleta, que la casa es más amplia, que hay una cancha de fútbol o plaza cerca, etc. Sin embargo es importante no idealizar el lugar.
- 12. Planificar el momento oportuno. Dentro de las posibilidades y siempre cuando sea posible, es bueno tratar de que el cambio se realice cuando el niño no está viviendo otros grandes cambios en su vida. Del mismo modo, es recomendable mudarse en el período de vacaciones o de un feriado largo, pues esto le ayuda al niño a hacer un cierre de la etapa previa.
Una vez instalados…
- 1. Mantener ciertas rutinas y espacios similares. Dentro de lo posible, mantener en el nuevo hogar los hábitos, horarios y rutinas que se tenían en la antigua casa para que tenga la sensación da familiaridad. Así mismo es aconsejable mantener ciertos elementos de la decoración de la habitación del niño e instalar sus juguetes u objetos preferidos. Tengamos cuidado de no aprovechar el cambio para deshacernos de aquellas cosas viejas pero que pueden ser significativas para nuestros hijos.
- 2. No perder el vínculo con familiares y amistades que son importantes para los niños. Muchas veces la distancia dificulta mantener el vínculo (si el cambio fue de ciudad o país), sin embargo, las tecnologías hoy están a nuestra disposición para acercar a aquellos que tenemos lejos.
La experiencia del cambio de casa o ciudad puede ser una instancia para aprender sobre la flexibilidad y sobre las oportunidades nuevas que ofrece la vida, en la medida que los adultos que rodeamos al niño transmitamos seguridad y una actitud optimista.
¿Has hecho una mudanza con niños? ¿Cómo ha sido tu experiencia?