Imagen: Cortesía Fundación Valores

Niños que quieren ser futbolistas: la importancia de un plan B

Porque muchos se quedan en el camino a ser profesionales, es fundamental que además de potenciar sus habilidades, exista una formación paralela que les permita seguir con su vida si no llegan a cumplir su objetivo.

Por Ángela González | 2017-09-21 | 15:00
Tags | deporte, fútbol, futbolista profesional, carrera, educación, oportunidades, trabajo, plan B, Fundación Valores

La probabilidad de acertar a un pleno en la ruleta es del orden del 2,7 %. La probabilidad de que un niño que se inicia en las divisiones inferiores de un club de fútbol, llegue a convertirse en un deportista profesional son aún más bajas (1 de cada 1.000).

Sin duda ambas apuestas son muy riesgosas y nadie en su sano juicio apostaría los ahorros de toda una vida en un sólo giro de la ruleta. ¿Entonces, por qué permitimos que miles de niños apuesten cada año todas sus fichas en ser futbolistas profesionales sin tener un plan B?

Evidentemente, para muchos niños el sueño de convertirse en un futbolista profesional, con todo lo que esto conlleva es sumamente atractivo. Hay miles de niños, con el respaldo de sus familias, que están dispuestos a sacrificar toda su infancia y adolescencia con tal de tener una oportunidad de llegar hasta el altar donde están sus ídolos deportivos. Es muy lindo y satisfactorio escuchar las historias de esos niños talentosos y esforzados que, acompañados y potenciados por su entorno, lograron llegar a la cima del deporte.

Pero, ¿cuál es el costo real de llegar a ser un futbolista profesional?

Lo que no vemos en las noticias, en los reportajes ni en los recuentos de los mejores momentos del año, son las historias de los otros, los que quedaron en el camino, esos que fueron necesarios para que Alexis, Arturo y Claudio tuvieran con quien entrenar. Por cada jugador que llega al profesionalismo hubo decenas que no lo lograron. Niños y adolescentes tanto o más talentosos, que con la misma dedicación, esfuerzo, compromiso y trabajo en equipo dejaron todo de lado por lograrlo, pero la vida no les sonrió de vuelta. Es lo que en el mundo del fútbol se denomina “arroz graneado”, un simple acompañamiento para el plato principal.

Una lesión, un entrenador “tincado” que los “cortó”, un bajón emocional, un problema en el colegio, una relación amorosa que terminó mal, una paternidad precoz, un problema económico que los obliga a dejar de entrenar para ayudar económicamente a la familia y un sinfín de otras coyunturas, pudieron determinar que un niño futbolista se convirtiera en ídolo de multitudes o en una persona a la que nadie ni nada recompensará por todos esos años de sacrificio.

¿Qué hacer para que no se pierdan esos talentos deportivos en Chile? 

Intervenir a los niños desde edades tempranas para que reciban una nutrición adecuada, atención médica de excelencia, sesiones de psicología deportiva y terapia clínica en caso de ser necesario, además de apoyar a la familia como un sistema completo, para partir. Aun así, sabemos que a pesar de todo este esfuerzo muchos niños no llegarán a ser futbolistas profesionales.

Y la mayoría de estos niños deja de lado sus estudios escolares para enfocar todas sus energías en la cancha de fútbol. Se cambian, con la venia de su entorno cercano, a establecimientos educacionales de baja exigencia, para apostar por el premio mayor. Casi siempre es un camino sin retorno, futbolista o nada.

Sin educación de un nivel aceptable es difícil concebir un plan B. Muchos de estos niños terminan frustrados, abandonados a su suerte, con su espíritu quebrado. Así, es fácil entender que terminen haciendo lo mismo que ven en su entorno, incluso hasta delitos menores que los llevan al Sename, tráfico de drogas que los lleven a la cárcel, ajustes de cuentas entre pandillas que terminan mal.

Por eso, es fundamental acompañar a los niños y sus familias en el proceso de desarrollar sus talentos deportivos y darles todas las herramientas para que sean los mejores futbolistas posibles, pero sin descuidar el fomento de sus otros talentos

¿Y cómo lograr este equilibrio?

En Fundación Valores, que trabajamos para apoyar a niños que se la juegan por ser futbolistas profesionales, proponemos tres claves:

* Formar a futuros jugadores profesionales que logren llegar lo más alto posible en su disciplina (aquí puedes ver el método que utilizamos) para sacar a flote toda su potencialidad, y que a la vez también sean un ejemplo para la sociedad.

* Lograr que más niños lleguen al alto rendimiento, evitando que se pierda talento, aportando a que la cantidad de jugadores que se formen sea mayor, puesto que hoy existen muchos más lugares donde puedan desarrollar su disciplina, como el fútbol de Asia, Norteamérica, Europa oriental, etc.

* Que aquellos niños que no puedan llegar al final de su camino profesional en el fútbol, tengan una oportunidad en otro ámbito de la vida, como estudios superiores en una universidad o instituto profesional. La excelencia a la que se ven enfrentados estos niños y sus familias en su formación en el fútbol en edades tempranas (entrenamiento riguroso, puntualidad, responsabilidad, autocuidado, etc.) da pie para encausar eso hacia el ámbito académico.

Es nuestro deber exigirles y prepararlos para que se desarrollen de forma integral, asistiendo a establecimientos educacionales de excelencia formativa y académica, que para los casos que no lleguen a ser futbolistas profesionales, puedan elegir desarrollarse en otros ámbitos, siendo desde otra área, un aporte a la sociedad que en conjunto construimos cada día. Sólo así podremos hacernos cargo de la otra cara de la moneda, y de esta manera cambiar permanentemente las probabilidades de éxito, para que la vida de estos niños no parezca un juego de azar.

Ángela González

Fundación Valores